Un viaje al mundo del verdadero periodismo


Julio Ferrer entrevistó a grandes del oficio, como Bayer, García Lupo, Roberto Tito Cossa y Braceli. El producto fue un libro imperdible, que el mismo autor describe.


"Lo que pude sacar en limpio fue que todos los entrevistados formaron parte de diarios (Noticias Gráficas, Clarín, La Opinión, El Cronista Comercial, Pagina/12, Sur), de revistas o semanarios (Panorama, Primera Plana, Todo es Historia, Crisis, Cristianismo y Revolución, El Periodista) que en distintas épocas dejaron una marca imborrable en el periodismo argentino y latinoamericano", dice Julio Ferrer cuando refiere a su libro de reciente publicación: "El Oficio del Periodista" (editorial Punto de Encuentro), al que le dio forma a partir de preguntas. Una de ellas, ¿qué se hizo del periodismo? Otras: ¿Cómo era este trabajo en estos tiempos?, ¿cómo hacer periodismo?. A partir de entonces, les hizo todas las preguntas posibles a periodistas de raza. Y las volvió a escuchar, a desgrabar y dar vueltas hasta que conformaron este trabajo. Rodolfo Walsh, Roberto Arlt, Raúl González Tuñón, Rogelio García Lupo, Haroldo Conti, Juan Gelman, Osvaldo Soriano, son algunos de esos ídolos del periodismo a los que quiso rescatar. Entonces, fue a buscar y hacerles preguntas a otros grandes de la profesión; algunos de ellos, Osvaldo Bayer, Horacio Verbitsky, Herman Schiller, Rodolfo Braceli y Stella Calloni. De ellos, y de periodismo, fue la charla que mantuvimos con Ferrer y que sigue a continuación.

-¿Por qué hacés periodismo?
-Llego gracias a la influencia del historiador Osvaldo Bayer. Tenía un poco más de 20 años, y mi viejo me acercó Los Vengadores de la Patagonia Trágica, obra emblemática donde Bayer investiga los fusilamientos de los peones rurales en la fría Patagonia, allá por los años 1921-22 por parte del Ejército argentino y la anuencia del gobierno radical de Yrigoyen. Después seguí leyendo al Bayer periodista y por medio de su pluma no sólo descubrí hechos históricos silenciados por la historia oficial dominante, también aparecieron referentes imprescindibles de la profesión: Rodolfo Walsh, Roberto Arlt, Raúl González Tuñón, Rogelio García Lupo, Haroldo Conti, Juan Gelman, Osvaldo Soriano, entre otros. Me fascinaba poder transmitir algo a la gente por medio de la palabra escrita. Así fue que nació mi pasión por el periodismo.

-Hasta que comenzaste a ejercer.
-Empecé colaborando en el periódico de las Madres (de la línea de Hebe de Bonafini); después escribí algunas notas para la revista La Pulseada (que dirigía el cura tercermundista Carlos Cajade). Por entonces tenía en mente la idea de realizar una entrevista extensa –casi bibliográfica- a Bayer, aquel personaje que tanto leía y admiraba. En septiembre de 2003 sucedió lo inesperado, el Maestro Bayer daría una charla sobre Historia Argentina en La Plata, mi ciudad. Ese encuentro cambiaría mi vida periodística completamente. Serían años de charlas-entrevistas con Bayer que con los años darían vida a mis dos primeros libros, Osvaldo Bayer íntimo. Conversaciones con el Eterno Libertario (Ediciones Madres de Plaza de Mayo, 2007), Osvaldo Bayer por Otras Voces (Editorial Edulp, 2008). Hasta el día de hoy sigo disfrutando de sus enseñanzas y amistad. Actualmente escribo en el diario platense Diagonales y en la publicación mensual Revista 2010. También desde el año 2008, y auspiciado por la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de La Plata, coordino el ciclo de mi autoría Voces de la Cultura, donde destacadas personalidades del ámbito cultural, exponen sobre diversos temas actuales, históricos y experiencias de vida.

-¿Qué sacaste en limpio después de diez entrevistas con quienes conocen bien y viven el oficio por dentro?
-Puedo afirmar que uno de los principales principios de todos ellos con este oficio, fue informar y utilizar al periodismo como herramienta de saber y concientización de los distintos sectores de la sociedad, aún en circunstancias políticas, en donde la censura era sinónimo de "aprietes", exilio forzado o de muerte.

-¿Sentís que es un libro que se centra en la melancolía de un periodismo diferente o que, por el contrario, sienta bases para que el periodismo actual no decaiga?
-Lo que intento hacer con este libro es mostrar cómo eran las redacciones en un tiempo en donde la información no había sido cooptada por la alta tecnología, ni internet, ni ningún otro tipo de globalización. Mostrar cómo se formaban, qué posiciones tomaban en determinados contextos políticos, cómo construían los textos, el respeto por el saber y la no deformación de la palabra y la realidad. Las tertulias interminables llenas de bohemia y debates. Sin duda, todos los entrevistados, durante décadas, han ejercido la profesión con ética y rigor profesional, abonando "documentos periodísticos históricos"- sobre distintos acontecimientos políticos-culturales de trascendencia en el ámbito local e internacional. Mi intención es acercarle al lector (estudiante de periodismo, historiador o lo que sea) información de cómo se ejercía el periodismo en décadas pasadas. Después cada uno sacará sus propias conclusiones. Y bienvenido sea, si sirve para reflexionar o debatir el rol de los periodistas en determinados momentos históricos.

-¿Qué opinás del periodismo actual?
-No sé si el periodismo actual es malo. Ha sufrido deformaciones de todo tipo a partir de la última dictadura cívico-militar de 1976. El plan sistemático de exterminio fue político-social-económico y cultural. Desaparecer a más de un centenar de trabajadores de la palabra como Rodolfo Walsh, Paco Urondo, Enrique Raab, Raymundo Gleyzer, Héctor Germán Oesterheld, Haroldo Conti (por sólo nombrar algunos) tuvo consecuencias nefastas para el periodismo. Sin embargo, en la actualidad hay buenos periodistas que siguen enfrentándose a los personeros del poder monopólico mediático; a los dueños de la (des)información que compran todo tipo de escribas. Podría decirse que a partir de la Ley de Medios que vienen impulsando hace más de dos décadas organismos de derechos humanos, organizaciones sociales, intelectuales, periodistas y que el gobierno de Cristina Kirchner le dio carácter de Estado, se abrió un frente de lucha donde se posicionan quienes quieren un periodismo plural, con distintas voces, y los que anhelan seguir desinformando y manejando la subjetividad de las personas sin ningún tipo de escrúpulos.

-¿Son una utopía o algo totalmente del pasado aquellas redacciones en que se juntaban escritores, borrachos o tipos que escribían historias y noticias que realmente vivían?
-Sinceramente, no comparto la teoría de que todo pasado fue mejor, pero si uno se pone a analizar esas redacciones de Clarín en donde podía juntarse a Osvaldo Bayer, Raúl González Tuñón, Eduardo Jozami y Paco Urondo; o el diario La Opinión con Tomás Eloy Martínez, Enrique Raab, Osvaldo Soriano, Roberto Tito Cossa; o el diario Noticias con Walsh, Juan Gelman, Miguel Bonasso, Horacio Verbitsky. Con estos nombres estaba asegurada la calidad periodística. A mi criterio, uno de los diarios actuales que tiene figuras de renombre es Página/12 (muchos de los recién nombrados participaron de su fundación y siguen estando en el matutino), aunque ahora no tengan la cotidianidad en la redacción. Después, por lo que he investigado, en los distintos diarios como La Nación, Clarín (que hace más de 10 años no permite delegados sindicales) no les interesa tener redacciones con profesionales; necesita empleados que resguarden sus negocios, que muchas veces nada tienen que ver con las noticias. De todas maneras es posible soñar con ese periodismo artliano, es más necesario que nunca.

-¿Cuál es, a tu criterio, el rol que juegan hoy en día los diarios de papel?
-Los medios gráficos son determinantes para interpretar distintos aspectos de la vida en sociedad. Pueden llegar a hacer una herramienta de concientización de masas o destruirlas. Pueden aceptar una democracia, como avalar un sistema totalitario, según a qué intereses respondan. Por más que exista la globalización de la información, internet y otras tecnologías, el diario de papel seguirá teniendo un lugar de suma importancia para la construcción -para bien o para mal- de la realidad.

-¿Por qué te parece que hoy alguien elije ser periodista?
-Ojalá, que el que elija la profesión de periodista sea por una cuestión de vocación o descubrir de las palabras. Que no se venda al mejor postor, ni se convierta en un eslabón más de la cadena de manipulación y desinformación de los grandes monopolios y de otros intereses espurios. Que busque la verdad y la belleza de la palabra. El lector y la Democracia, estarán agradecidos.

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