DIEZ AÑOS INOLVIDABLES EN UN LIBRO

"Los 80. La década” es un muy buen resumen sobre lo que pasó en Argentina y en el mundo en esos años. Sus autores, José Esses y Dalia Ber, quienes crecieron en esa época, cuentan cómo fue volver a vivir aquellos tiempos. La nota original, en Nueva, puede leerse en este link.

“Las ondas del verano. En la moda playera se imponía una novedad: vinchas y viseras sostenidas por ‘una práctica e indispensable banda elástica en la parte trasera’, en un claro ejemplo de la influencia del máximo ídolo tenístico, Guillermo Vilas. En el boliche top de Buenos Aires, Butterfly, en La Recoleta, lo último en peinados para las chicas eran las trenzas finitas en toda la cabeza, al estilo de Bo Derek en La mujer diez”. Así comienza enero de 1980 para los periodistas José Esses y Dalia Ber, autores de un formidable libro de recuerdos titulado “Los 80, la década”. En la portada, el número 80 lleva una tipografía bien ochentosa. La acompañan palabras que reflejan aquellos años: Madonna, Adrián Facha Martel, Lorena Paola, Pelito, Nintendo, Susana Romero, Commodore 64. Hay para todos los gustos. La investigación les demandó poco más de cuatro años. Bibliotecas y hemerotecas de Argentina y hasta de Alemania, donde vive él, fueron los sitios en los que buscaron la información. La memoria no quedó de lado: ellos, que son primos, también vivieron esos tiempos: Ber nació en el 76 y Esses en el 77.  “Cuando arrancamos, vimos que aquel era un mundo opresivo y en blanco y negro. Fue un ejercicio de melancolía y de interés por hacer revivir personajes que hoy vuelven, como La familia Ingalls u Olmedo y Porcel. La década del 80 es un lugar seguro y de encuentro para quienes la vivimos. Además es un lugar de afecto. Fueron años de una importancia cultural enorme. Para quiénes no la vivieron, en cambio, genera una enorme curiosidad. Era una época de poca información, sin tecnologías. Para encontrar algo había que ir a buscarlo. Hoy ya no es así. La información la tenés a mano”, dice desde Europa José Esses al hablar de este trabajo. Dalia Ber agrega: “Quienes vivimos los 80 en algún momento sentimos que empezaron a volver y casi que no nos habíamos dado cuenta de que se habían ido. Los teníamos incorporados y de golpe entendimos que los veíamos con cierta distancia. Ya no era ver fotos de Marilyn con nostalgia sino de Madonna, que si bien aún sigue en carrera, aquella era la de sus primeros tiempos. También el primer Michael Jackson; y así. Teníamos otra perspectiva. Hasta hay una moda de los 80 que, sin que nos diésemos cuenta de que se había ido, volvió, como los pantalones nevados”.
Para 1981 se inaugura Parque Norte y se promete que el subte G unirá la Capital Federal con la Provincia de Buenos Aires. En su mejor momento, Queen se presenta en Vélez, Rafaella Carrá la rompe en el Gran Rex y Eddy Grant en el Luna Park. Frank Sinatra también canta en el escenario emblema del boxeo argentino, con la producción empresarial de Palito Ortega, a quien la situación económica le hace perder dinero. Punta Mogotes se convierte en símbolo del turismo argentino y Diego Maradona llega a Boca, con el que sale campeón. “De entrada, nos mataba cada cosa que encontrábamos. Nos juntabamos y mirábamos revistas, como Billiken o las que leían nuestros padres, y era imposible no evocar aquella época. Lo que nos propusimos no era hacer nuestros propios 80, sino apuntar a los 80 cubriendo todo lo que pasó en esa década”, comenta Ber.
En 1982 se producen la guerra de Malvinas y la visita del Papa Juan Pablo II. Hay un Mundial de fútbol en España al que la Selección argentina llega como defensora del título. El fracaso es total, a pesar de Fillol y a pesar de Maradona. Emerge la figura de Gabriela Sabatini y se estrenan películas como Blade Runner y ET. Charly García llena Ferro y Gabriel García Márquez gana el Premio Nobel de Literatura. El auto del momento es la futurista (y carísima) coupé Renault Fuego. “Lo de Malvinas fue lo que más me impactó de la década. Si bien aprendimos a crecer con eso, nos marcó mucho. ¡Vivimos una guerra! ¡La vimos! Volver a ver esos archivos y notar que los diarios hablaban como si fuese un hecho natural fue fuerte”, opina Dalia. José completa: “Veníamos de cinco años de dictadura y encima había una guerra. Recuerdo que se decía que los brasileños eran la alegría y nosotros la pálida. En ese contexto, esa comparación era como una falta de respeto”.

PASÓ DE TODO
A fines de 1983 vuelve la democracia: Raúl Alfonsín se impone con amplia ventaja en las elecciones presidenciales. En la televisión la gente se entusiasma con la serie Fama y la trilogía de Star Wars llega a su fin con el estreno de El regreso del Jedi. También puede verse Volver al futuro. Además de Charly y Luis Alberto Spinetta, explotan bandas como Los abuelos de la nada y Virus. Independiente es campeón local, Racing se va a la B y Enzo Francescoli llega a River. “La nostalgia al escribir el libro fue terrible. Me reapareció el Ital Park, por ejemplo, un ícono de la época y un lugar en el que viví muchas cosas: recuerdos, cumpleaños. Pero no queríamos hablar de lo que nos pasó ahí sino del lugar en sí. O sea, ir más allá de nuestra mirada. Tratamos de ser lo más abarcativos posible”, explica Dalia. Su socio en el proyecto añade que “la melancolía fue como un tercer piloto en el viaje. Recordamos modas, juguetes, tecnologías. Lo interesante también fue aportar datos, curiosidades, contextos, frases. Pero como no queríamos quedarnos sólo en eso, también desarrollamos cada hecho. Por ejemplo, con la Ley del Divorcio, que era todo un tema en ese momento, relacionamos la canción de La familia argentina, de Viuda e hijas de Roque Enroll. Hoy una separación es común, pero antes no. Había una tapa de la revista Somos en la que se leía ‘Los hijos del divorcio’, como si fuese un tema de enorme preocupación”. “Hoy todos los chicos tienen padres separados”, actualiza Dalia.
Empieza 1984 y en la UBA comienza el Ciclo Básico Común (CBC). Pero hay un cambio social que llama aún más la atención: las revistas muestran mujeres desnudas. Cosa impensada meses antes. Es lo que se conoce como “el destape”, que lo mencionan los autores de este libro. Las bandas extranjeras que más suenan son Duran Duran y Dire Straits y de las locales, Soda Stereo, GIT, La Torre y Sumo. Son los tiempos de Terminator, Indiana Jones y Los cazafantas. En la tele el galán es Arnaldo André, que le pega cachetazos a Luisa Kuliok en Amo y Señor. Independiente es campeón intercontinental. Ya promediando la década, José opina que “cada lector tiene sus propios 80 y entonces no podíamos dejar de mencionar cada cosa. No me suena que haya quedado nada fuera. Creo que le hicimos lugar a todo. Fue un desafío, porque había mucho. El Ital Park o Pumper Nic no podían quedar afuera. Así como las modas, los actores”. Y continúa Dalia: “Tenemos comentarios de muchos lectores que nos hablan de cosas que ni se acordaban o que conectan con ellos. Eso está bueno. Les pasa lo mismo que nos pasaba a nosotros cuando descubríamos temas en los archivos”.
La película Camila es noticia en 1985 por su candidatura al Oscar; Adiós Roberto da de qué hablar porque trata la homosexualidad desde la mirada nacional. Un escándalo. Pero el asunto se compensa: la gente muere de risa con Esperando la carroza, que con el tiempo se convertirá en un clásico. El grupo musical Yes es la gran visita internacional y Gabriela Sabatini ya es una consagrada del tenis. Racing vuelve a Primera. Los temas policiales son la desaparición de la doctora Giubileo, la caída del clan Puccio y Yiya Murano -la envenenadora de Monserrat- es condenada a perpetua. “Siempre quisimos que sea un libro fácil de leer. Por eso, cada texto es en algún punto una mini investigación que puede ser entendida por todos. En los 80 pasaron cosas en cada rincón del país. Por ejemplo, el intento de mudanza de la Capital a Viedma. Nuestro objetivo fue brindar una mirada federal”, explica el autor antes de que su colega agregue que “nunca buscamos hacer un libro de historia. No somos historiadores. Intentamos, en todo caso, hacer un libro ameno”.

UN AÑO CLAVE
“En algún punto, 1986 fue el gran quiebre de la década”, opina Esses, apoyándose en lo que ambos escribieron en el resumen del capítulo de ese año: “¿Qué habría sido del imaginario argentino si no hubiera existido 1986”. Añade enseguida: “Con el Mundial y la gran explosión de rock nacional se vivieron muchas cosas que hasta entonces no ocurrían. Vimos que mucha gente pudo salir a la calle a festejar. De golpe, hubo una euforia callejera, de encuentro y sin mayores riesgos. Algo que tuvo que ver con el ánimo. Si hubo una primavera, aunque breve, fue ese año”. Es que Maradona le hace dos goles históricos a los ingleses en México: uno con la mano y otra eludiendo a medio equipo. Después, el seleccionado de Carlos Bilardo es campeón del mundo. River, de la mano del Bambino Veira, conquista primero la Libertadores y luego la Intercontinental. Tyson es el boxeador del momento. Miguel Mateos, con Zas, y Soda se afirman en la popularidad del rock nacional. En el cine aparecen Top Gun, Cocodrilo Dundee y Sylvester Stallone sigue en la palestra tras el éxito de Rambo: ahora es el turno de Cobra.
“Los años 87 y 88 fueron demasiado densos por la cantidad de cosas que ocurrieron, sobre todo en el ámbito político y social. La llegada de Carlos Menem a la presidencia, en el 89, nos dio mucho aire para el libro”, le dice Dalia a Nueva. Fueron los tiempos del debut de Susana Giménez al frente de Hola, Susana. The Cure se presenta en la cancha de Ferro y Sting en River. Aparece el diario Página 12. El Nápoli de Italia es campeón con Diego Maradona como figura y Norberto Alonso, ídolo de River, se despide de la actividad profesional. En tenis se destacan, además de Sabatini, Horacio de La Peña y Martín Jaite. El 88 arranca de manera tremenda: Carlos Monzón mata a Alicia Muñiz y Alberto Olmedo -en su momento de mayor éxito- cae desde un balcón y muere. Ambos hechos ocurren en Mar del Plata. En lo deportivo Ayrton Senna se destaca en la F1, a Ben Johnson le da positivo un control de doping y André Agassi viene al país para jugar la Davis. “Una dosis de glamour y excelencia”, opinan los autores del libro.
Falta un año para terminar la década. En 1989 La música electrónica tiene en Argentina un éxito masivo como nunca antes a través de la radio Z95. La de Rod Stewart, en River, es la visita del año.; Batman, el estreno de mayor repercusión cinematográfica. Cae el Muro de Berlín. Y Carlos Menem asume la presidencia de manera anticipada. Agonizan los 80. Se respiran los 90, muy diferentes. “Creo que la década siguiente arranca ante de lo que dice el calendario. Hay una nueva tendencia, que es mostrarse más. El nuevo presidente, por ejemplo, muestra públicamente a su familia”, grafica Dalia.
Y llega el final del libro. La última escena refiere a rockeros reunidos con Menem. Hay un brindis. Se respira el cierre de una época. “Aquella década sigue despertando un mismo afecto especial”, suelta José. Dalia lo complementa: “Los 80 no fueron años llenos de colores, música y alegría. Hubo también oscuridad, opresión. O sea, lo que hicimos fue recorrer una década difícil. Pero apasionante”.

LOS AUTORES
Dalia Ber y José Esses nacieron en Buenos Aires, en 1976 y 1977, respectivamente, y se recibieron de periodistas. Dalia colaboró en diversos medios gráficos, como la Revista Ñ. También escribió guiones para documentales de TV. Además coordina talleres de redacción y comprensión de textos.
José cursó Sociología en la Universidad de Buenos Aires y es autor de los libros No tan distintos. Historias de gente con discapacidad mental y Siamo Fuori. Más allá del periodismo trabajó como redactor publicitario y creativo y como docente.

MÁS INFO
La cuenta en la red social Twitter es @los80libro y José Esses y Dalía Ber, autores de “Los 80. La década”, la utilizan para subir materiales que por diversas razones no incorporaron al libro. La tapa de un disco de The Police, una publicidad de la revista Siete Días o un aviso de Diego Maradona, con la camiseta de la Selección y una gaseosa en su mano, son algunas de las imágenes que invitan a la melancolía o al descubrimiento, según la edad.
“Las redes sociales nos sirven para continuar el tema. Por eso agregamos materiales de manera seguida”, explica Esses. “También subimos videos de la época. Es una forma de complementar el libro en sí y lo que nos produjo hacerlo”, añade Ber, quien recuerda que “hace poco nos escribió una lectora que agradecía que no incluyéramos fotos sino datos de investigación. Ese tipo de comentarios pagan estos años de laburo y obsesión”.

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