TRAS LOS PASOS DE CERVANTES

Español de 52 años, Carlos Ruiz Zafón es el español más leído del mundo después de Miguel de Cervantes. Acaba de publicar su último libro: 900 páginas llenas de misterios, asesinatos y personajes buenos que enamoran y malos que asustan. La entrevista fue publicada en Nueva.

“Soy adicto a las gaseosas light”, es casi la frase de presentación del escritor español Carlos Ruiz Zafón cuando se encuentra con esta revista en el Hotel Alvear, donde se hospedó para visitar por unos días la ciudad de Buenos Aires. Pero Zafón es mucho más que un escritor que toma gaseosas light. Zafón es el autor en español más leído del mundo después de Cervantes. Su última novela, El laberinto de los espíritus, cuarta y última de la serie El cementerio de los libros olvidados, se lanzó en noviembre pasado con una tirada inicial de 700 mil ejemplares. No fue menor el éxito que también tuvieron las tres primeras: La sombra del viento (2001), El juego del ángel (2008) y El prisionero del cielo (2011). Alto, corpulento, asombra su tono de voz bajo y fino, que se contradice con su figura. Y prendido sobre su saco negro, llama la atención un prendedor que representa la figura de un dragón. Los dragones son su obsesión, suele decir. En su casa (vive en Los Ángeles, Estados Unidos, con su esposa) y en sus ropas siempre hay algo relacionado con dragones. Todavía no sabe por qué, pero desde chico junta muñecos, fotos, prendedores y hasta tazas. Lo que consiga de dragones, lo junta.
-Tal vez se deba a que nací en Barcelona y allí la iconografía del dragón está muy presente. Por lo que sea, la figura de esta bestia siempre me generó simpatía. Hará unos diez años intenté contar cuántos tengo. Tenía más de 400. Pero seguí acumulando. Así que no sé cuántos tendré ahora. Siempre llevo al menos uno encima: en la chaqueta, en mi mesa de trabajo, en las estanterías, en el equipo de música. Suelen regalarme cosas con forma de dragón. Pero no es que sea coleccionista: una colección es algo que no se usa. Yo soy usuario. Como de los libros y de la música. Tengo miles de cds y libros. Ya no sé dónde ponerlos.
-¿Qué escucha?
-Clásica y jazz, pero me gusta todo. A veces también blues. La música es mi hobbie y la literatura mi trabajo. Si hay que tener algo, prefiero que sean cds y libros y no trastos.
-¿Cuál es el momento en que escucha música?
-Siempre tengo música puesta. Es la luz que redime la sombra de este mundo terrible que vivimos. En mi visión, es la más sublime de las expresiones artísticas del ser humano. Y no suelo escuchar on line. La calidad del cd con un buen equipo es increíble. Creo que con la moda de escuchar a través de internet estamos escuchando música en las peores condiciones de los últimos 50 años. Hoy hay tecnología de consumo, de baratilla, pagando una cuota mensual. Pero la tecnología no es eso. La tecnología nos permite cosas fabulosas. Y en audio existen otras cosas para disfrutar de la música de manera maravillosa. Muchos no lo saben y escuchan música en el iphone: es como ver El padrino en tu apple watch.
-¿Cuándo lee?
-Intento leer siempre, aunque sin un hábito fijo. Pero leo todos los días. Cada vez leo más historia, ensayos. También ficción. No atiendo a etiquetas ni prejuicios. Tengo mi propio criterio.
-¿Le cuesta alternar lectura con escritura?
-Escribir y leer son cosas diferentes. Hay quienes dicen que no pueden hacer ambas cosas, pero creo que es bueno leer mientras se escribe. Para mí leer es una forma de relajar la cabeza cuando uno está todo el día escribiendo. Es una forma de entrar al mundo de otra persona. Lo disfruto. Me gusta leer tumbado en la cama. Incluso tengo dispositivos electrónicos que me permiten leer en la oscuridad. Me sirven cuando viajo.

AMOR POR LOS LIBROS
-Daniel Sempere, protagonista de la serie de El laberinto de los espíritus, ama los libros. Y los libros son, además, elementos siempre presentes. ¿Por qué?

-Daniel sempere dice que los libros son sus amigos. Creo que cualquier lector puede conectar con esa idea. Los libros son puertas de entrada a muchas vidas, a ver las cosas de otra manera. Permiten salir de uno mismo. En lo personal, me produce alegría ser quien invite a los lectores a ingresar a un mundo, a preguntas, a una aventura. Entiendo que las personas que leen lo hacen por placer. Y es para eso que hay que leer. Es muy importante no perder el goce, el placer de la lectura. Eso es lo que me interesa transmitir. No quiero moralizar sino contar historias de la mejor manera posible. Si mis lectores se sintieron transportados en una aventura con personajes que les parecieron reales, que fueron sus amigos, pienso que mi trabajo ha salido bien y que valió la pena mi esfuerzo.
-Los libros, además, funcionan como línea divisoria entre buenos y malos.
-Hay un conflicto entre quienes se sacrifican por salvarlos y quienes quieren destruirlos por mezquindades humanas como la vanidad o el odio. Como Mauricio Valls, un personaje que es un horror, que para conseguir lo que quiere es capaz de destrozar la vida de quien sea. Pero lo que quieren salvar los otros es una visión honesta de las cosas. Tal vez el universo son los libros, pero se podría extrapolar a otros ámbitos. En estos libros hay una función de metáfora que va más allá de la literatura, que tiene que ver con la memoria.
-Uno gran momento del libro, por las descripciones tan logradas, es el de las primeras consecuencias que tiene Valls a raíz de la gangrena. ¿Cómo se cuentan el dolor, la humillación o el odio?
-Recuerdo cuando escribí esas escenas. Son escenas complicadas, de violencia extrema, de dolor. Es difícil de transmitir algo así, porque a veces no hay punto de referencia. En este caso, Valls quedó atrapado en el infierno de la venganza que se toman con él. Es una experiencia horripilante que nos permite entrar en el sufrimiento de alguien que es un villano y podríamos decir que se lo merece, que se lo buscó. Pienso que a la violencia no hay que frivolizarla en la ficción. Hay que transmitir la violencia en toda su crudeza. Cuando era niño, veía en la televisión personajes que disparaban y otros que se caían por nada. ¡Y no es así! La bala atraviesa, es una pelota de metal que atraviesa el hueso, cartílagos, destroza arterias, arrasa los tejidos, destroza además los órganos vitales. Hay que saber que hay una responsabilidad por parte de quien dispara un arma. Cuando se hace algo así, se está haciendo algo horripilante. Eso es lo que quiero transmitir: el sufrimiento de esa persona y lo que implica la violencia. No quiero que eso sea divertido.
-En este caso logra transmitirlo.
-Quise transmitir esa sensación horrible de un hombre que quedó atrapado en su propio infierno. Intento poner al lector en la piel de un hombre que debe tomar la decisión de morir en un lugar pestilente o esperar a ver si consigue huir. Su hija es todo para él, pero en realidad no es su hija, porque la robó. Pero quiere luchar por ella, porque quiere seguir viviendo por ella.
-El laberinto de los espíritus es también una novela sobre el poder. Se lee “en el poder las puñaladas nunca llegan de frente, siempre por la espalda y con un abrazo”.
-Las personas que deciden entrar en el juego del poder para ascender saben que eligen un camino que tiene un tobogán. Uno se pregunta qué precio quieren pagar. En esa lucha hay muchas puñaladas. Lo vemos todos los días. A veces elegimos creer en la versión oficial de las cosas. Otras veces no se puede parar en ese viaje de locura, como le pasa a Leandro (otro personaje), que prefiere que su creación favorita, Alicia, que tampoco puede parar de matar, sea quien lo mate. Si no, él la matará a ella.

ADIÓS NOVELA, ADIÓS
-¿Le sucede algo en especial cuando pone el punto final a una novela?

-Nada. Después de tantos años de trabajo, al terminar tengo la sensación de paz interior. Sobre todo cuando la historia ha terminado como uno quería. No tengo sensación de pena ni de decir “uy, lo tengo que dejar”. Siento que los libros escritos no se van, se quedan dentro de uno como una cápsula. Cada momento, cada personaje, queda dentro mío. Hay muchos personajes. Algunos hablan de uno, y otros no. A veces no son encantadores, pero sí representan algo de uno. No hay por qué extrañarlos. Están ahí. Pero si hice mi trabajo, sé que cuando quiera podré volver a entrar a ese mundo. Los cuatro libros están concebidos como para poder ser revisitados: se puede, en una segunda lectura, descubrir matices que no se vieron en la primera y así.
-Con el laberinto de los espíritus terminó la serie de El cementerio de los libros olvidados. ¿No le quedan ganas de seguirla?
-No hay tentación. Redacté la historia tal como la concebí. No habría nada de malo en seguirla, pero por ahora no lo veo posible. Tal vez dentro de quince años, no sé. Pero lo dudo. No lo tengo previsto. Posiblemente busque una historia nueva, con nuevos personajes.
-Tengo entendido que le ofrecieron varias veces llevar la historia al cine y usted dijo que no. ¿Sigue reticente a esa posibilidad?
-Esta historia no irá al cine, porque no la construí para tal. La escrita, es la versión definitiva. Para mi esta historia es así, tal como quiero que la reciban los lectores. Los cuatro libros son un homenaje a la literatura. Sin duda que podría tener una compensación económica muy buena si la llevo al cine. Sin duda. ¿Hay algo de malo en eso? No, nada. Hay millones de casos en que se hace. En la televisión estamos viendo el 80 por ciento de la mejor narrativa que se hace, por lo que no tengo nada en contra del cine ni de la televisión. Pero con estos libros quería capturar algo en relación a los libros y que quede así. Por lo tanto, adaptarlo a otro modo me parecería una pérdida de tiempo. Ya no tengo tanta energía y el tiempo pasa: prefiero dedicarlo a otra cosa. Estos son algunos de los motivos por los cuales no la llevaría al cine. El único motivo para llevarla sería el económico, que es legítimo. Pero prefiero pensar que aquello que no gano es el precio que pago por dejar el texto como quería. Además, tampoco hace falta que todo sea una película. Pero si en un momento determinado me apetece trabajar en televisión, pues lo haré.
-Usted elogia la narrativa televisiva. ¿Influye lo audiovisual en una nueva forma de contar?
-Nuestra generación ha crecido con todos los géneros. En cambio, un lector del siglo XIX no tenía más que lo que se leía. En el siglo XX hemos aprendido muchísimo de la tecnología narrativa. Mi modo de entender está profesión es tomando los temas clásicos de la literatura y ponerlos en escena con todo lo que hemos aprendido. Que se puedan estimular todos los frentes: el plástico, el sensorial, el visual. Todo esto está estimulado en los libros. Dedico mucho tiempo y esfuerzo a que sea así. Parte de la experiencia de mis libros viene de esa puesta en escena.
-¿Le han dicho que Alicia Gris, la protagonista de su última historia, es un personaje tremendamente seductor, a pesar de su violencia?
-Me lo dijeron muchos, si. Es peligrosa. Si quiere le consigo una cita, pero no sé cómo acabaría. Yo no podría acompañarlo. Esa mujer es terrible. Creo que enamora porque tiene una fuerza especial. La gente reacciona de modo diferente ante Alicia. Es como mi pequeño angelito de las tinieblas. Un ángel caído que se esfuerza por ser mejor; que sale de la oscuridad y quiere ser mejor. La suya es una lucha constante, una lucha interior por no volver a la oscuridad. Es una mujer de buen corazón que no sabía que tenía un buen corazón.

RUIZ ZAFÓN EN SU LABERINTO
Carlos Ruíz Zafón nació el 25 de septiembre de 1964 en Barcelona, España. Desde hace 25 años vive en Los Ángeles, Estados Unidos, con su esposa. “No tenemos hijos. Tenemos libritos. Por la vida que elegimos, de viajar mucho, no podríamos habernos ocupado de chicos”, le explica a Nueva. Entre sus viajes, siempre está el regreso a Barcelona. “Agarramos el auto y salimos a recorrer”, cuenta.
En los personajes de Zafón nunca falta el humor, que se encarna especialmente en Fermín, quien aparece en los cuatro títulos de El cementerio de los libros olvidados. “Los comediantes pueden decir la verdad. Se ve hasta en el análisis político, donde lo más honesto viene de los comediantes. Es curioso. En muchas cosas los cómicos se han convertido en periodistas y los periodistas se esfuerzan por ser cómicos. Es un momento extraño, en el que se destaca aquella persona que a la vez que se ríe nos dice la verdad”.
Zafón es un escritor que atraviesa fronteras. Sus libros se leen en todo el mundo pero en España arrasan. Es el segundo español más leído en el mundo después de Cervantes.
Además de sus novelas para adultos, escribió para el público juvenil El príncipe de la niebla (1993: le permitió ganar el  premio Edebé y con el dinero se fue a vivir a los Estados Unidos), El palacio de la medianoche (1994), Las luces de septiembre (1995) y Marina (1999).

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