Entrevista con Juan Villoro: "El mundo no tiene sentido; el sentido se lo otorgamos nosotros"

Al escritor mexicano se lo considera uno de los mejores cronistas de América latina. Fue premiado en todo el mundo. Escribió brillantes novelas y cuentos. Lo entrevisté para A24.com. (http://www.a24.com/nota-12415-Actualidad-El-mundo-no-tiene-sentido-el-sentido-se-lo-otorgamos-nosotros.html)

El periodista y escritor mexicano Juan Villoro se encuentra en Buenos Aires por varios motivos. Uno de ellos fue el de participar de las primeras presentaciones de su obra teatral Filosofía de Vida, protagonizada por Rodolfo Bebán, Claudia Lapacó y Alfredo Alcón, en el Metropolitan 2, con muy buenas críticas. El otro es mostrar en sociedad la versión local de su novela Materia dispuesta (editoral Interzona), que se suma a su larga lista de cuentos y ensayos. En el medio de este trajín se reunió con A24.com para hablar de algunas de sus muchas pasiones: el periodismo y el oficio de contar, su México tan roto, la injerencia de los Estados Unidos, los medios digitales, y el fútbol, con la soledad de los arqueros incluida.

-Como periodista, usted fue testigo de muchos hechos. Ahora le tocó ser testigo de otro, aunque como dramaturgo: la presentación, con aplausos incluida, de su obra Filosofía de Vida. Usted mismo vio cómo lo aplaudían.
-Fue una ovación increíble, por la actitud de la gente, por sus aplausos. Me sorprende la fuerza que tiene el hecho teatral. Y es gratificante la reacción que veo en torno de esta última obra.

-¿Por qué teatro?
-Siempre me ha gustado muchísimo. Es, quizá, la única forma del arte en la que el hecho estético transcurre en tiempo real. Las demás son experiencias diferidas. Eso me parece cautivante. Espero tener una vejez de dramaturgo. Tardé mucho en llegar a él. Escribí teatro a los 14 o 15 años, en un grupo juvenil muy psicodélico de aquellos años, en México. Fue mi ingreso a la escritura. Luego me mantuve cerca como traductor. Lo primero que hice por mi cuenta fue un monólogo de declaraciones del arquero alemán (Harald) Schumacher, en el que hablaba de su despedida, de lo que significaba para él ser acribillado en un penal, de la soledad del portero. Lo que hice fue cortar sus declaraciones y hacer un monólogo que se llamó El monólogo del carcerbero. Ese monólogo aún no se hizo en teatro. Desde hace cinco años con Muerte parcial y ahora con Filosofía de vida me lancé al teatro.

-¿Qué diferencia hay entre la soledad del arquero y la del escritor?
-La del escritor es mayor, porque es uno de los oficios más solitarios, ya que no tiene que interactuar con nadie. Pero el arquero es el distinto de la tribu. Los hay muy estrafalarios, como Gatti, Higuita o Campos. Son los únicos que usan las manos en un deporte en el que no se permite usarlas, se visten de otro modo. ¡Son los excéntricos! El escritor basa su oficio en una soledad absoluta, de la que no hay salida. Esa es una de las razones por las que hago periodismo.

-¿Me explica?
-Hago periodismo por las lecciones que te da la realidad. Los sucesos ocurren y no tienen por qué parecer verosímiles, sino que pueden ser desaforados. Hay que poner a prueba las energías narrativas de uno con este exagerado tribunal de lo real. También me parece un asunto de ética.

ENTRE PREGUNTAS Y RESPUESTAS

-¿Qué es más importante en periodismo: la pregunta o la respuesta?
-Siempre se requiere de los demás: los otros son quienes tienen las explicaciones. ¿Cómo puedo ser soberbio y enseñarles a los demás lo que los otros deben enseñarme? Desde el punto de vista del proceso de escritura, la pregunta es la que maneja todo. Si tienes la respuesta, no tiene sentido escribir. O puedes ser profeta o escribir libros de autoayuda. Pero si quieres escribir, debes partir de las preguntas. Y es interesante saber que las respuestas nunca son concluyentes.

-¿Qué es ser un cronista en estos tiempos?
-Alguien que muchas veces se ocupa de personajes, de individuos. El reportaje o la estadística nos dan datos, tal vez poco humanos. Pero hay que llegar a la repercusión individual, a la mezcla de la información y la emoción. Eso está en la crónica, cuando la noticia se convierte en un drama individual. En México tenemos todos los días un marcador de la sangre: los periódicos te dicen cuánta gente muere. Pero lo importante no es eso, sino las vidas que están detrás, lo que se perdió. Y ahí está la crónica.

-¿Cómo mantiene la pasión al momento de escribir sus crónicas?
-Para todo lo bueno en la vida se necesita pasión. Hasta para hacer huevos fritos; si no, no te quedan bien. Para hacer una crónica debes tal vez tomarte otras molestias distintas, como moverte, entre otras.

NUEVAS TECNOLOGÍAS

-¿Cómo incide internet en el periodismo?
-Con internet estamos en una situación paradójica. La crónica facilita que conozcamos la realidad colectiva; y por otro lado, la evolución técnica de los medios hizo que se privilegie cada vez más la información express, breve. Hay una cascada de información continua. Pero creo que ciertas revistas o periódicos han caído en imitar a la red en vez de hacer investigaciones, de crear áreas de sentido para la realidad. El mundo no tiene sentido; el sentido se lo otorgamos nosotros. Además, el mundo es un aparato sin sentido y que encima está descompuesto. La crónica es la búsqueda de instrucciones para un aparato que está descompuesto.

-Hace tiempo ya que se habla de los periódicos tradicionales enfrentados a los tecnológicos.
-Hoy en día los periódicos o revistas buscan estar más cerca de los medios electrónicos. Y los redactores y medios tienen miedo de no publicar lo mismo que los otros periódicos. Para no perderse la nota, entonces, las cabeceras de todos los periódicos tienen siempre el mismo tema. Pero sería bueno que cada uno tenga una singularidad, que lleve a que un lector busque algo distinto en determinado medio. Si yo quiero este tipo de noticias, las voy a buscar en este lugar porque nadie más me la da.

-¿Morirá la información en papel?
-Creo que es posible que el formato papel quede cada vez más reducido. Lo que me parece interesante es qué formas de escrituras que antes se daban en los diarios migrarán a otra plataforma, como revistas o libros. Creo que el libro no desparecerá como objeto, porque tienen demasiadas virtudes. Pero va a convivir con otros soportes, como el libro electrónico. Habrá cosas que se leerán mejor en el electrónico y otras en el papel.

EL PERIODISMO

-¿Por qué interesa el periodismo?
-Porque es el discurso de lo real. Las cosas ocurren siempre dos veces: en el mundo de los hechos y en la representación de los hechos. Entonces no podemos renunciar a la forma en que contamos lo real. Nadie a quien le ocurre algo importante lo sobrelleva sin contarlo a un amigo. El periodismo intenta acercarse a la realidad.

-Actualmente el periodismo argentino está dividido entre quienes defienden al Gobierno nacional y quienes lo atacan. ¿Qué piensa de una situación así?
-Es peligroso cuando un conflicto social se convierte en un veneno lento que influye en la profesión y separa a los colegas. Hay procesos sociales que han sido terribles, como la guerra civil española, en la que se dividieron los vecinos, unos sospechaban de otros, se vivía una paranoia. El caso de la prensa argentina no tiene nada que ver con eso, pero creo que la polarización debe ser salvada por los propios periodistas. La prensa debe ser un espacio para la discusión.

-¿Hay grandes temas a tratar?
-Depende. En lo personal no me intereso por los grandes temas. Por supuesto que hay noticias que son muy significativas, que deben ser cubiertas. Pero en lo personal prefiero temas infra-ordinarios. No hay nada mejor que asombrarse ante los misterios de la vida diaria. Es parte del oficio acercarse a temas un poco más candentes.

-Hemingway decía que no había malas historias sino malos periodistas. ¿Qué piensa de eso?
-Que las historias no son ni buenas ni malas. Todo depende de cómo se cuente. Entonces lo que evita un periodista puede ser una gran historia trabajada por otro periodista. En ese caso, se puede ejemplificar con la novela El pozo, de Onetti.

-Nos asombra la violencia que hay en México. ¿Me puede decir algo de este tema?
-Estamos en una situación muy crítica porque México ya se cobró 40 mil vidas en 4 años, es el país más peligroso para ejercer el periodismo. Tenemos una economía que pasa por un buen momento pero por razones raras: el petróleo - que no es renovable-, el narcotráfico y las remesas que mandan los migrantes desde los Estados Unidos, algo que puede detenerse a medida que vuelvan desde ese país. Es un dibujo de país roto. Y tenemos una degradación educativa y cultural muy grande. El problema del narcotráfico no es sólo militar. Sólo se supera si se logra un nivel de vida más digna y una moral que haga que la gente no se corrompa.

-¿Todo esto puede llevar a la aceptación del gatillo fácil?
-El gatillo fácil ha ido creciendo en la medida en que hay dinero. En México, buena parte del problema se debe a que somos vecinos de Estados Unidos, que es el principal consumidor de drogas del mundo y el principal vendedor de armas. Entonces, mientras siga así no será posible acabar con nuestro problema. Hay muchas responsabilidades en esto.

EL FÚTBOL, SU OTRA PASIÓN

-Usted ama el fútbol. ¿Cómo se califica en cuanto hincha?
-En México soy hincha del Necaxa, un equipo perdedor; y en España, del Barcelona, que durante años no fue perdedor pero sí victimista. Como hincha soy tan irracional como cualquiera: tengo cábalas: cierro los ojos, me encanta que mi equipo gane en el último minuto con un gol fuera de lugar. Cedo a estas pasiones innobles que no dañan a nadie, pero hay una ley de compensaciones y sé que el árbitro será injusto con tu equipo o con el mío. Lo que más me apasiona del fútbol es el interés por ese deporte. Soy un aficionado a la afición. A querer saber ¿porqué la gente se pinta la cara por un partido?, ¿por qué delega tantas emociones en el juego?, ¿por qué su vida cambia por eso?, ¿por qué se aprenden nombres de otros idiomas?, ¿por qué un equipo siempre pierde en determinados estadios a pesar de los años y a pesar de que cambian los jugadores, los técnicos, las circunstancias? Me interesa ese componente mental e ilusorio que hay en el fútbol. Como si los fantasmas de otros tiempos siguieran jugando.

-¿Qué coincidencias hay en el fútbol con la vida en general?
-El fútbol es una versión exacerbada de la vida, es un sistema de castigos y recompensas totalmente injusto. Por eso es importante que el fútbol sea sancionado por un incompetente como el árbitro, porque el destino siempre es incompetente y el árbitro representa la fuerza del destino. ¿Quién de nosotros merece tener un cálculo renal? ¿quién merece ganarse la lotería? La vida está hecha de cuestiones arbitrarias y el fútbol, que tiene un sistema de jurisprudencia muy arbitrario, es importante que se mantenga en ese sistema, que debe mejorarse. Es importante que el árbitro pueda equivocarse, porque eso es lo más parecido que hay a la vida. En el fútbol hay 22 personas que simulan ser dioses y una que trata de ser hombre, que es el árbitro. Eso es lo que lo asemeja a la vida: esa precariedad que tiene que hace que sea el deporte más sencillamente similar a nuestra experiencia con el destino. Creo que por eso cautiva tanto el fútbol.

PERFIL DE JUAN VILLORO
Hijo del filósofo Luis Villoro, Juan es considerado uno de los mejores cronistas. Nació en Ciudad de México el 24 de septiembre de 1956. Estudió sociología pero su consagración le llegó no sólo en el periodismo, sino como escritor de novelas y cuentos formidables, además de grandes ensayos.
Suele escribir en distintos medios sobre literatura, cine y deportes. Apasionado del fútbol, cubrió los mundiales de Italia '90, Francia '98, Alemania '06 y Sudáfrica, el año pasado.
Su primera novela publicada se tituló El disparo de argón, pero la consagración le llegó en 2004, cuando le otorgaron el Premio Herralde (editorial Anagrama) por El Testigo.
El año pasado publico un librazo titulado 8.8: miedo en el espejo, crónica de sus vivencias en el terremoto de Chile del año pasado, donde se encontraba al momento de los hechos. Interzona acaba de publicar en el país Materia dispuesta, en tanto que Alfaguara reeditó La casa pierde, cuentos geniales que se publicaron en 1999.

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