VÉLEZ, A 20 AÑOS DE UNA HISTORIA QUE SIGUE

(Por Alejandro Duchini. En Twitter, @aleduchini)
Con la llegada de Carlos Bianchi como técnico, el conjunto de Liniers inició un ciclo de crecimiento deportivo e institucional que, continuado con otros entrenadores, sigue vigente. Veinte años después, EL GRÁFICO charló con referentes que dieron la vuelta olímpica en ese momento y que abrieron un camino que continuaron las generaciones siguientes. La nota original fue publicada en El Gráfico: http://www.elgrafico.com.ar/2013/05/13/C-4754-velez-93-cambiaron-la-historia.php


“!Hablaba en francés al principio! ja ja”, recuerda Omar Asad. ‘El turco’. “Aquel era un grupo respetuoso, pero atrevido. Y, sí, alguna risita nos salía al escucharlo hablar”, complementa Héctor ‘Coio’ Almandoz. Entre risas y complicidades que asemejan a veinteañeros, ambos recuerdan al Carlos Bianchi de 1993. Recién llegado de Francia había asumido la dirección técnica de Vélez. Junto a ellos, también ríen Marcelo Gómez y José ‘El Turu’ Flores. Todos integraban aquel plantel que fue campeón del Clausura de ese año y que marcó el camino para que el equipo de Liniers se convirtiera, hasta hoy, en permanente protagonista de cada torneo. Desde entonces, logró 13 títulos: 8 locales y 5 internacionales. Hasta ahí tenía uno solo: el del Nacional del 68.
Veinte años después, reunidos por El Gráfico, van a rememorar aquella campaña. La charla es en la Villa Olímpica que el club tiene en Ituzaingó. De ellos, tres siguen ligados de manera directa a la institución: ‘El Turu’ como ayudante de campo del director técnico, Ricardo Gareca; Almandoz como entrenador de la Reserva; y Gómez, como su colaborador. Asad acumuló experiencia dirigiendo a Godoy Cruz y San Lorenzo en Argentina y al Emelec en Ecuador. Pero su corazón sigue ligado a Vélez. Por eso esta mañana vino especialmente a sumarse al recuerdo de aquellos tiempos. Tiene el contagioso buen humor de siempre. No para de reírse ni de hacer chistes. Sus ex compañeros lo siguen. Cuando posan detrás de una imagen de aquel plantel campeón, lo primero que harán es compararse. Al ‘Turco’ lo cargarán por sus kilos de más, pero no le importa. Al ‘Turu’ le apuntarán por el mismo lado, aunque se le nota que la observación no le cae tan bien. Los otros se jactan de cómo se mantienen. Hoy todos pasaron la barrera de los 40.
“Éramos muy chicos entonces. Yo tendría 21 o 22 años. Se consiguió un título, algo que se le negaba a Vélez hacía mucho. Porque siempre armaba grandes equipos y generaba expectativas al comienzo de los torneos, pero le costaba concretar. Ese fue el primero de todo lo que vino después”, rememora ‘El Turu’, uno de los emblemas de aquel conjunto cuya formación titular estaba compuesta por José Luís Chilavert; Héctor Almandoz, Roberto Trotta, Víctor Hugo Sotomayor, Raúl Cardozo; José Basualdo, Marcelo Gómez, Christian Bassedas (hoy manager), Walter Pico; el mismo Flores y Omar Asad. El plantel lo completaban Mariano Armentano, Horacio Bidevich, Patricio Camps, Carlos Campagnucci, Juan Carlos Docabo, Cecilio Galeano, Claudio Husaín, Mauricio Pellegrino, Martín Posse, Esteban González, Leonardo Ramos, Fabián Vázquez y Sergio Zárate. Y continúa Flores: “Para el comienzo del campeonato se habían ido un par de jugadores y no vinieron muchos en su lugar. Llegó un cuerpo técnico nuevo, lo que renovó las ganas, la motivación. Ahí conseguimos la unión del grupo, que tiremos todos para adelante. Y después los resultados se fueron dando. Uno veía que a medida que pasaban los partidos y ganábamos, nos fortalecíamos cada vez más. Eso nos llevó a ganar el título”.
En 1993 Vélez tenía fresco el recuerdo del subcampeonato en el Clausura ’92, cuando terminó a 2 puntos del ganador, Newell’s, y de un sexto puesto en el anterior Apertura, en poder de Boca. Bianchi, en cambio, era una incógnita. Ídolo y máximo goleador histórico del club con 206 tantos, regresaba al país tras haber jugado y dirigido en Francia. Había entrenado al Reims, al Olympique y al París Saint Germain. De ahí ese “afrancesamiento” que hoy se recuerda con humor pero que por entonces se vivía con interrogantes.
“Estaban (Carlos) Ischia y (Julio) Santella comos sus laderos. Ellos conocían el plantel. Eso fue muy valioso. Carlos era muy medido, estaba seguro de convencernos, de tener bien al grupo. Fue buscando al equipo en cada práctica, hasta que pudo definir a los titulares. Una vez me probó como marcador central y como lateral derecho, donde no me sentía muy bien. Pero él me fue convenciendo de que tenía que encontrar un equilibrio y que ese equilibrio lo encontraba en mí como lateral. Me convenció. Tenía un convencimiento muy importante con el jugador”, dice Almandoz. “Era el hijo pródigo del club por todo lo que había hecho antes, pero en ese entonces no lo conocíamos”, agrega Asad mientras Gómez reafirma la idea: “Sabíamos que había hecho muchos goles, pero no más”. “Lo que le faltaba a Carlos de conocimiento del fútbol argentino lo tenían Ischia y Santella. Y con ese convencimiento que decía ‘El Coio’ pudimos fortalecernos. De ahí venía todo”, continúa ‘El Turco’.

EL COMIENZO
“En la semana previa al inicio de ese Clausura jugamos un amistoso con Estudiantes,  en La Plata, un sábado a la mañana. Tuvimos un nivel genial. Tanto que el profe Santella nos dijo que si jugábamos así, éramos campeones. Se quedó sorprendido de cómo jugamos. Pero para nosotros el grupo todavía se estaba armando, así que no pensábamos en ser campeones. O sea, había poca expectativa”, cuenta Gómez. En la misma línea, Almandoz continúa: “No se nos pasaba por la cabeza llegar al título, pero sí teníamos muchas ganas, porque hacía tiempo que Vélez peleaba y se caía antes del final de cada campeonato. Eso potenció más al grupo. Nos convencimos de que ganar dependía de nuestro crecimiento. Éramos jóvenes y para nosotros salir campeones significaba una chance de marcar un camino, una historia. Era lo que necesitaba el club y lo que queríamos. Todos se preparan para ser campeones, pero uno solo es campeón”. Y arremete Flores: “Estábamos con las mejores expectativas, pero de ahí a conseguir tantos logros durante muchos años consecutivos… la verdad es que no pensábamos que íbamos a conseguir tanto. Uno siempre se renueva y sueña cosas nuevas en cada inicio, ¿pero tanto?”.
Tras aquel amistoso con ‘El Pincha’, la racha continuó de manera oficial. En la primera fecha Vélez le ganó como visitante a Deportivo Español, en la segunda se impuso a San Martín de Tucumán y posteriormente igualó con Belgrano y Boca; después venció a Huracán y empató con Ferro. A pesar de una caída ante River en la séptima, el equipo ya estaba armado, sólido. Aún Chilavert no era el ídolo que fue después ni el arquero goleador que se forjaría con los años. Pero ya se perfilaba para eso. Cada uno de los integrantes se afirmaría en el corazón del hincha con el correr de los partidos. En tanto la confianza crecía, también mejoraba el humor. Las concentraciones tenían cierta rigidez impuesta por Bianchi, ese desconocido que dejaba de serlo. Sin embargo, un grupo de chicos jóvenes también se mandaba alguna por atrás.
Con una sonrisa, ‘El Turu’ recuerda: “La orden de Carlos era que en las comidas sólo se tomara agua o soda. Yo siempre comía con Omar (Asad) y como nos hicimos amigos del mozo de la concentración, le pedimos que en la botella de agua mineral nos ponga Sprite. Y así nos tomábamos dos litros cada uno. Hasta que un día Bianchi llegó tarde y cuando va a su mesa no había agua. Entonces le pide el vaso a Omar y le dice ‘le tomo un poquito de agua’. Y cuando probó, era gaseosa. Entonces empezó a lo gritos, llamó al mozo, nos retó. Desde entonces, todo el año se comió con agua. Nos ligamos un buen reto, pero al final nos terminamos riendo”.
“La del mozo, Osvaldo se llamaba, con la Seven Up, fue genial. ¡Le dio Seven Up en vez de agua!”, repite la anécdota ‘El Turco’, aunque con pequeños cambios y a los gritos, mientras no deja de reír.
Después vendrá el recuerdo de Gómez y aquella cábala que repetía con Chilavert antes de cada partido. “Previo al primer partido del campeonato, con ‘Chila’ nos pedimos espaguetis. Cuando me los sirven, los corto y ‘Chila’, que todavía no me conocía mucho, se sacó, empezó a los gritos porque los corté. Y no entendía qué le pasaba. Pero ganamos. Y desde entonces, cada vez que comía fideos yo tenía que cortarlos y él cagarme a pedos”.
“Hasta las entradas en calor repetíamos. Uno se aferra a esas cosas a medida que pasan las fechas… y no queríamos modificar nada”, acota Almandoz.
Tras aquella caída con River, se volvió a la buena senda. Victorias seguidas ante Newell’s, Gimnasia y Esgrima La Plata, Racing y Platense. Empate ante Deportivo Mandiyú, de Corrientes, y de nuevo triunfo y goleada a Talleres, de Córdoba. Luego igualdades ante Lanús y San Lorenzo y otra vez tres puntos, frente a Argentinos. En la antepenúltima, caída ante Central (con lesión de Asad incluida), en Liniers. Quedaban entonces dos partidos: ante Estudiantes, en La Plata, y en el Amalfitani frente a Independiente, el que daba pelea.
Ahí se da el siguiente diálogo:
-(Asad) Cuando le ganamos a Platense, 2 a 1, empezamos a convencernos de que podíamos ser campeones. Después, con Argentinos y Central, tuvimos una gran actuación.
-(Gómez) Íntimamente sabía que íbamos a sufrir. Y la historia aquella de caerse sobre el final, como le solía pasar a Vélez, volvió a tener su peso cuando perdimos con Central.
-(Almandoz) Lo bueno fue que el grupo nunca se cayó. Estaba convencido de que se podía.
-(Asad) Había señales.
-(Gómez) ¡Estaba el celular (de Dios) a full! Ja ja
-(Almandoz) La virtud fue que nunca, jamás, bajamos los brazos.
-(Flores) Ese Vélez tenía un don especial. A veces las cosas no se dan, pero en este caso, al ir consiguiendo triunfos, uno se fortalecía y el grupo lo notaba. Al principio se decía que íbamos a durar tres partidos, seis fechas… pero ganábamos y nos dábamos cuenta de que estábamos fuertes y que se podía dar. Bianchi dio ese plus de mentalidad ganadora que necesitaba el grupo.

EL MARTES DEL TÍTULO
La fría noche del martes 8 de junio de 1993 fue la de la consagración. Faltaban dos fechas. Vélez visitaba a la tarde a Estudiantes y después el escolta, Independiente, recibía a Belgrano. Había que esperar este resultado; además, en la última jornada se enfrentaban Fortineros y Rojos. En La Plata los de Liniers terminaron 1 a 1. Era la primera vez que Chilavert hacía un gol con la camiseta velezana. Fue de penal, con un zurdazo cruzado a Yorno a los 30 minutos del segundo tiempo. Significaba la victoria momentánea y la ilusión del campeonato. Diez minutos después, París anotaría la igualdad. Esa vez los titulares fueron Chilavert; Almandoz, Pellegrino, Sotomayor, Cardozo (lesionado, lo reemplazó Ramos a los 44 minutos del segundo tiempo); Basualdo, Gómez, Bassedas, Pico (luego ingresó Compagnucci); Flores y Esteban González.
“Aquel día lo recuerdo perfectamente. No lo olvido más. Fue una de las tardes más frías de aquel año. Empatamos el partido y teníamos que esperar el resultado de Independiente, que jugaba más tarde. Cuando nos empató Estudiantes y terminó, ya festejábamos como si fuésemos campeones, aún sabiendo que todavía faltaba ese partido”, dice ‘El Turu’. Y después:
-(Asad) Yo estuve internado por una lesión. Pasé ‘adentro’ las noches del sábado y del domingo, después de jugar contra Central.
-(Gómez) Llegamos amargados porque nos había empatado Estudiantes y fuimos a sufrir con la radio al hotel Conquistador.
-(Almandoz) Tenía una fe tremenda en que íbamos a ser campeones antes del final. Era algo muy interno. Recuerdo que caminaba por el hotel y llegaba cada vez más gente.
-(Flores) No sé por qué festejamos entre nosotros por anticipado. Creo que la fe pudo más que la certeza. Hoy, si lo analizás, tenés que tener cautela, pero….
-(Asad) Aparte, Belgrano venía dando algún batacazo. Entonces podía ganarle a Independiente.
-(Almandoz) Nos merecíamos ese título. Esa noche fue inolvidable.
-(Gómez) Cuando fuimos campeones nos preguntábamos ‘¿qué hacemos ahora?’: no estábamos acostumbrados a festejar. Después aprendimos ja ja…
-(Asad) Salí del hotel sin saber cómo había terminado el partido y ya empezaban a llegar algunos hinchas…
-(Gómez) De ahí nos fuimos al Obelisco y estábamos casi solos.
(Almandoz) Dábamos la vuelta solos, hasta que empezó a llegar más gente. Y nos fuimos para la cancha.
-(Gómez) ¡El frío que nos comimos esa noche!
Y luego el empate del Rojo y el merecido festejo. Y con la celebración consumada y los ánimos más calmos, llegaría el tiempo del balance. Pasarían los años, quedarían los recuerdos. Estos:
-(Gómez) Carlos dejó una enseñanza importante: apostar por los jugadores del club, no pedir refuerzos y jugarse por nosotros. Fue un cambio de mentalidad el que impuso.
-(Almandoz) Y todo lo que decía en las prácticas se daba luego en los partidos. Entonces se veían los resultados. Hoy entendemos que es fundamental convencer al jugador. Bianchi era un tipo simple, de pocas palabras pero con claridad. Aquel Clausura fue el campeonato más importante, más allá de los títulos internacionales, porque le quitó una presión al club y marcó un camino.
-(Asad) Nos decía que tratemos de imitar al Milan, que ganaba todo. Nosotros pensábamos que era una locura.
-(Almandoz) Desde entonces el club empezó a ser reconocido internacionalmente. Sin ese primer torneo no se hubiese logrado lo que vino después.
-(Gómez) Claro: fue el punto de partida.
-(Asad). Fue la piedra fundamental.
-(Gómez). Hoy vas al interior y ves chicos con la camiseta de Vélez. Antes eso era impensado.
-¿Recuerdan qué les dijo Bianchi tras haberse consagrado campeones?
-(Gómez). Que el desafío era mantenernos. Que no nos aburguesemos.
-(Asad) Pero nos hamburguesamos ja ja.
Dice y se ríe mientras acaricia su prominente abdomen. A su lado, los demás le celebran la ocurrencia.
Pasaron veinte años.

LA VISIÓN DESDE EL ESCRITORIO
Surgido de las inferiores de Vélez, desde mediados de 2008 Christian Bassedas es el manager del club. Fue uno de los integrantes del equipo campeón del Clausura ’93. Además de convertirse en un referente histórico del club, jugó en Inglaterra y España. “Tuvimos en Bianchi y Santella dos tipos que como docentes estaban preparados para llevar a un grupo de muchachos a pelear de verdad por un título. Eduardo Manera (el DT anterior) había traído en el ‘92 a Trotta, Sotomayor, Chilavert y Basualdo; y empezamos a subir algunos chicos del club como ‘El Turu’, ‘El Turco’, Pellegrino y yo, entre otros. Aquella fue una buena fusión entre pibes y jugadores en la edad justa para explotar. Pero ese Vélez fue un equipo: todos necesitábamos de todos”, recuerda Bassedas a pedido de El Gráfico.
“Con Bianchi nos conocimos yendo a la pretemporada del ‘93. Sólo sabíamos de su idolatría y que había sido el goleador de Vélez. Desde el primer día hubo un gran respeto desde el grupo hacia él y viceversa. Él venia de vivir en Francia y no nos conocía”, dice sobre el inicio de su relación con el simbólico entrenador.
“Nunca olvidaré que el día que fuimos campeones, cuando empatamos con Estudiantes 1 a 1, fue el más frío que me toco vivir, pero a la vez uno de los más felices. Eso porque a mis 20 años era campeón con el club que me formó. Era como devolverle un poquito a un montón de gente que me ayudó de pibe. Para mí el fútbol es equipo; y ese Vélez representó eso: un equipo”, concluye.

LA CAMPAÑA
El Torneo Clausura de 1993 Vélez lo ganó con 27 unidades, seguido por Independiente (24), River (23), San Lorenzo y Deportivo Español (22), Rosario Central, Boca, Racing y Huracán (21), en los primeros lugares.
Sus resultados fueron los siguientes:
Deportivo Español 0-2 Vélez
Vélez 2-0 San Martín (T)
Belgrano 0-0 Vélez
Vélez 1-1 Boca
Vélez 3-0 Huracán
Ferro Carril Oeste 0-0 Vélez
Vélez 1-2 River
Newell's 0-1 Vélez
Vélez 1-0 Gimnasia (LP)
Racing 0-3 Vélez
Vélez 2-1 Platense
Deportivo Mandiyú 0-0 Vélez
Vélez 4-0 Talleres (Cba)
Lanús 1-1 Vélez
Vélez 0-0 San Lorenzo
Argentinos 0-1 Vélez
Vélez 0-2 Rosario Central
Estudiantes 1-1 Vélez
Vélez 0-0 Independiente
Aquel equipo logró 10 victorias, 7 empates y 2 caídas; hizo 23 goles y recibió 7.
La obtención de este torneo le permitió acompañar a Boca (vencedor del Apertura 92) como representante de la Copa Libertadores de 1994, la cual ganarían los de Liniers. Así comenzaba también un excelente ciclo a nivel internacional.
Los goleadores en ese torneo fueron Omar Asad y Esteban González, con 5 goles cada uno; Roberto Trotta marcó 4 y ‘El Turu’ Flores y Walter Pico, 3.
Desde la llegada de Carlos Bianchi, Vélez ganó los siguientes títulos: Clausura 1993, Apertura 1995, Clausura 1996, Clausura 1998, Clausura 2005, Clausura 2009, Clausura 2011 e Inicial 2012; a nivel internacional, Libertadores 1994, Copa Europeo-Sudamericana 1994, Interamericana 1996; Supercopa 1996 y Recopa Sudamericana 1997.

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