CUANDO LA PASIÓN SE HACE LIBRO

De la Ilíada a libros de Eduardo Galeano, Nick Hornby o Haruki Murakami, podemos encontrar una larga serie de pasajes de obras (y volúmenes enteros) en los que se mezclan literatura y deportes. En los últimos años, en la Argentina se han multiplicado los títulos en los que se plasma ese vínculo. ¿Qué antecedentes tiene esa relación? ¿Qué textos son imperdibles? La nota original en http://www.lagaceta.com.ar/nota/569367/la-gaceta-literaria/cuando-pasion-se-hace-libro.html


"Los primeros amigos que tuve en la universidad, con los que trabé amistad sin mayores problemas, eran hinchas de tal o cual equipo; examinar con aire de estudioso las páginas deportivas de un periódico durante el almuerzo de un primer día de trabajo todavía despierta hoy una reacción de simpatía. Y sí, sí que estoy al tanto de la otra cara de este maravilloso recurso del que disponemos los hombres: terminamos por ser unos reprimidos, fracasamos en nuestras relaciones con las mujeres, nuestra conversación es trivial, aburrida; somos incapaces de expresar nuestras necesidades emocionales, no conseguimos relacionarnos como debiéramos ni siquiera con nuestros hijos, morimos sumidos en la soledad y en la tristeza". El texto lo escribió Nick Hornby, autor de libros tan hermosos como éste que citamos: Fiebre en las gradas (editorial Anagrama). En sus páginas refiere a lo que significa el fútbol -precisamente el Arsenal inglés- en su vida. Cuenta que lleva el tema a su analista o que recuerda la fecha de casamiento de un amigo por un partido del equipo de sus amores. El de Hornby es un gran ejemplo de la pasión que genera el deporte en escritores. Pasión que muchos llevan a la literatura.

Lo hizo también el japonés Haruki Murakami, autor de varios best sellers en los últimos años. "La vida es esencialmente injusta. De eso no cabe la menor duda. Pero creo que incluso de las situaciones injustas es posible extraer lo que de justicia haya en ellas. Puede ser que eso cueste tiempo y esfuerzo. Y puede que ese tiempo y esfuerzo sean en vano", reflexiona en De qué hablo cuando hablo de correr (editorial Tusquets). Murakami se dedica desde hace años al maratón. Mientras entrena no hace más que pensar. Este libro es fruto de esos pensamientos. En él cuenta cómo aguanta los dolores, describe las ampollas que le salen en los pies y explica en qué cosas piensa para soportar largos recorridos, altísimas temperaturas y a un cuerpo (el suyo) que le pide parar.

El periodista estadounidense Bill Buford se metió a principios de los 80 en el mundo hoolingan. Se hizo amigo de barras de equipos ingleses que no dudaban en arrancarle (literalmente) un ojo a un policía, destrozar bares y revolear puños a hinchas rivales. Aquella experiencia, que lo llevó incluso a quedar detenido en medio de un desbande internacional, la volcó en Entre los vándalos (Anagrama), un libro tan inhallable como magnífico.

Futbolero al extremo, Eduardo Galeano es autor de un clásico: El fútbol a sol y sombra (editorial Siglo XXI). Se ha reeditado muchísimas veces. Después de cada Mundial el autor agrega el capítulo correspondiente. "Como todos los uruguayos, quise ser jugador de fútbol. Yo jugaba muy bien, era una maravilla, pero sólo de noche, mientras dormía", ironiza en el prólogo. En sus páginas homenajea no sólo a ese deporte, sino a su espectro social. Imperdible. Tanto como Díganme Ringo (editorial Planeta), la biografía sobre Oscar Natalio Bonavena que escribió a principio de los 90 el periodista Ezequiel Fernández Moores. "Lo elegí porque formaba parte de mi infancia, de la memoria popular de los argentinos y porque me permitía entrar al boxeo desde otro lugar. Yo antes era mucho más crítico hacia el boxeo. Entrar por el lado del boxeador me hizo conocer de modo más profundo la parte humana, me dio una visión mucho más amplia del boxeo", le cuenta el autor a La Gaceta al recordar ese trabajo difícil de encontrar.

En medio del apogeo del Barcelona de Guardiola, 15 escritores contaron qué incidencia tuvo ese club en sus vidas. El libro se llama Cuando nunca perdíamos (editorial Alfaguara). Son textos brillantes, con un interesante dejo de melancolía. Entre otros escriben Ramón Besa, Juan Cruz Ruiz, Juan Gabriel Vázquez, Enrique Vila-Matas y Juan Villoro. No se lo pierdan.

El fútbol argentino ha despertado pasiones en los últimos años.  Andrés Burgo hizo escritura su dolor por el descenso millonario y se largó con el muy recomendable Ser de River (editorial Sudamericana). El también periodista Pablo Lafourcade escribió Ningunos Santos (editorial Corregidor), sobre el vaciamiento económico de San Lorenzo, que en las últimas temporadas estuvo a punto de perder la categoría. "Mi club y la escritura son dos aspectos centrales en mi vida. Hacía un tiempo que tenía la idea de hacer algo para combinarlos. Sin embargo, el impulso llegó cuando sentí que San Lorenzo podía descender, a mediados de 2012. Después de un 0 a 0 contra Independiente quedó en descenso directo y a modo de catarsis me lancé a la escritura esa misma noche, en cuanto llegué de la cancha", recuerda Lafourcade. "Quería que los responsables del desastre institucional y deportivo no queden impunes. Plasmar en papel esa historia que llevó al club a tener un pasivo de 180 millones de pesos y a estar a 35 minutos de perder la categoría, era una cuenta pendiente", agrega. Alejandro Wall expresó su amor por Racing con su Academia Carajo!. Historiador, Claudio Keblaitis puso dinero de su bolsillo para publicar tres trabajos enormes sobre parte de la historia de su Independiente. La serie se llama Alma Roja y llega hasta 1940. Hay en preparación dos tomos más para alcanzar la actualidad. Periodista y escritor, Martín Caparrós se dio el gusto con Boca: Boquita es un libro en el recorre no sólo su pasión por el equipo, sino que jugadores, técnicos e hinchas anónimos cuentan en qué consiste asumirse como bosteros. "En esos recreos descubrí que uno sehacía de un equipo: no es poca cosa, hacerse. Y que, ya hecho, uno no era hincha de un equipo: uno era de un equipo. No es poca cosa, ser", reflexiona en esas páginas.

En nuestro país, los cuentos futboleros suman tres exponentes ya clásicos: Roberto Fontanarrosa, Osvaldo Soriano y Eduardo Sacheri. Sin embargo, los relatos de fútbol, el análisis y las entrevistas se juntan magistralmente en De fútbol somos (Sudamericana), de Rodolfo Braceli. Se trata de una encendida y efectiva defensa de la pasión futbolera. Si lo consigue, no dude en leerlo. En la vereda de enfrente se encuentra La era del fútbol (Sudamericana), una acérrima crítica a esa actividad escrita por Juan José Sebreli. Hasta tal punto que describe al mundo del fútbol como "un muestrario de odio, violencia y destructividad".

El deporte es parte fundamental de la vida de muchos. Algunos tienen el privilegio de escribirlo, de contarlo. Otros, de leerlo.

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