VIVIR EN EL AGUA

Con 17 años, Delfina Pignatiello es la gran esperanza de la natación argentina. Bate records, es abanderada en el colegio y piensa en los Juegos Olímpicos de Tokio. Link a la nota publicada en Nueva.

A sus 17 años, Delfina Pignatiello conoce países americanos y asiáticos pero casi no conoce la noche de Buenos Aires. Mientras sus amigas salen, ella se acuesta para madrugar y entrenar a la mañana siguiente. De lunes a viernes se levanta a las 5 de la mañana, va a nadar, después a la escuela y de nuevo a la pileta o al gimnasio. Apenas le queda tiempo para estudiar. Sin embargo, llegó a ser abanderada en el colegio, el Cardenal Spínola, en San Isidro. De a poco -mientras supera marcas- le dice adiós a las competencias juveniles: la espera el ultra exigente mundo de los adultos.
Delfina Pignatiello es -cuentan los que saben- la gran esperanza de la natación argentina. Batió los récords nacionales en 400 ( 4’09’’96) y 800 metros (8’29”86) estilo libre. También es récord juvenil en los 1.500. Todo indica que será una de las figuras argentinas en los Juegos Olímpicos de la Juventud, a realizarse en Buenos Aires del 6 al 18 de octubre del año próximo. Pero hay quienes ponen paños fríos para no apurarla con resultados. Es la línea de pensamiento de su entrenador, Juan Carlos Martín, referente del deporte en nuestro país. La conoce desde 2011 pero la entrena personalmente a partir de 2014. “Hay que ir de a poco. El año que viene iría a la facultad. Digo iría porque ella tiene ganas de tomarse un año de descanso. Espero que siga estudiando, que no deje todo por la natación. No es bueno que se dedique sólo a nadar. Pienso que, aunque sea, una materia o dos por año tiene que hacer. No le quitara tanto tiempo. Tal vez no termine la universidad en cuatro o cinco años, como todo el mundo, pero lo importante es que la termine”, le dice Martín a Nueva.
Ella, en cambio, le cuenta a esta revista que su entusiasmo más genuino pasa por nadar, actividad que practica desde que era bebé. Aprendió con su mamá, Paula Beltrame, profesora de natación.
-Ella coordinaba la escuelita donde iba yo, Thames Club, así que pasaba tardes enteras en la pileta. A los 11 o 12 años, cuando ya nadaba en la pileta de la Municipalidad de San Isidro, club al que represento hoy, empecé a tomarme la natación de otra manera, porque soy re-competitiva. No paré más. Y no quiero parar.
Así se presenta Delfina -nacida el 19 de abril de 2000, en Martínez- ante Nueva. La charla empieza demorada más de la cuenta. Es un domingo a la mañana pero ella, que compitió el sábado, fue a nadar para aflojar los músculos. Nunca para. Se deshace en disculpas por la tardanza. Y explica: “No suelo entrenar los domingos. Es el único día libre que me tomo”. Pero este, se ve, no es un domingo más. Es difícil imaginarse a Delfina fuera del agua.
-Casi que naciste y empezaste a nadar.
-Tengo muchos recuerdos de cuando era chica y nadaba con otros chicos, siempre queriendo ganarles. Por eso digo que soy re-competitiva.
-Mal no te fue.
-La verdad que no. La natación me dio muchísimo. Si no fuese por la natación no conocería tantos países como conozco. La natación también me da la posibilidad de hacer algo que realmente me gusta y de soñar con cosas que quiero.
-Tenés 17 años y ya competiste en varios países.
-Hice la cuenta: creo que ya son más de siete. Algunos son Canadá, Estados Unidos, México, Brasil y Singapur.
-¿Cuál te llamó la atención particularmente?
-Singapur, un lugar con mucho verde, mucha paz, con gente siempre de buen humor, servicial. Me encantó conocer esa cultura.
-Si todo sigue en los carriles esperados, vas a tener cada vez más experiencias en el extranjero.
-Ojalá así sea, porque significaría que se van cumpliendo mis objetivos. En torneos nacionales, y no lo digo desde el egocéntrismo, quizás puedo ganar con más facilidad, pero en los internacionales es diferente porque el nivel es más competitivo. En Estados Unidos o Brasil hay un montón de competencia, por ejemplo. A cada torneo hay que ir con la cabeza bien preparada, pensando que si me ganan no está mal, hay que seguir. Justamente porque el nivel de competencia es muy alto.

ÁGIL-MENTE
-¿Qué buscás cuando competís?
-En los torneos primero se busca superarse a uno mismo, superar las propias marcas. Y si se puede alcanzar una final, mejor.
-¿En qué pensás al nadar?
-A veces cuando entreno pienso en una canción, en el tiempo que tengo que hacer, en la técnica de nado o en el ritmo en el que voy. O intento buscar motivación en el objetivo que tengo por delante. Lo mismo en la competencia: trato de pensar en el ritmo de carrera y en dar lo mejor de mí. Pero también hay diferentes motivaciones que impulsan a tomarse las cosas de otra manera. Si en un torneo me juego la clasificación a los Juegos Olímpicos, obviamente la motivación será distinta. Eso no quiere decir que se le dé menos importancia a otras competencias. A veces me pone de mal humor cuando al entrenar todo se complica por el cansancio o porque estoy en los últimos turnos de una semana dura y el cuerpo no da más y mi cabeza no responde como quiero. Ahí me salgo de foco. Pero eso se debe a que soy muy exigente, no me permito malos entrenamientos. Por eso es importante saber separar cualquier cuestión externa que pueda suceder.
-¿Ese aspecto lo llevás bien?
-Si, porque consigo enfocarme. Además tengo la suerte de contar con un ambiente de amigos y familia que me ayuda a mantenerme en ese foco. Y otra cosa que hago es escuchar música para calmar nervios y hablar con mis amigos cuando siento necesidad de hacerlo. El año pasado tuve un momento complicado en lo anímico...
-¿Cómo lo resolviste?
-Fui a psicólogo... y no fui más. Sentí que no lo necesitaba. Pero ahora sé que estoy ingresando a un nivel de competencia en el que necesitaré ese tipo de apoyo, porque estamos proyectando muchas cosas. Tengo días difíciles: muchos proyectos, el colegio, estoy pensando en si el año que viene estudiaré o si me tomaré un año sabático. Es complicado el tema. Ya lo resolveré.
-Si seguís con los estudios, ¿qué carrera te gustaría?
-Últimamente estoy viendo Arquitectura o Diseño. O tal vez me meta más con el inglés.
-La natación te impide salidas con amigas, acostarte tarde… ¿te pesa tanto sacrificio?
-Es cierto que hay muchas cosas que me gustaría hacer y no puedo. Pero no me arrepiento. Sí me gustaría salir más con mis amigas, cosa imposible porque tengo que entrenar. También me gustaría tocar un instrumento, ir a clases de piano, seguir estudiando inglés y hacer hip hop. Pero me falta tiempo.
-¿Cómo son tus días?
-Normalmente me levanto a las 5 de la mañana y voy a nadar. Los miércoles duermo un poco más porque tengo la mañana libre. Entro al colegio a eso de las 7.50, 8. Cada tarde entreno tres horas en el agua. Los lunes, miércoles y viernes sumo una hora de gimnasio; esos son los días más pesados, porque termino recién a las 20.
-¡Y a las 20.01 estás dormida!
-Normalmente me debería dormir a las 21, pero se me hace bastante imposible. Me duermo cerca de las 22. Y si me quedo estudiando, a las 22.30, porque al otro día tengo que volver a entrenar.

MÚSICA, JUEGOS Y AMIGOS
-¿Cómo te desconectás?
-Cuando tengo tiempo toco el ukelele, aunque ya no mucho. También leo, veo series, escucho música. Así me desconecto. En música me gusta Selena Gómez; y en lecturas y series, Harry Potter, que me encanta.
-¿Cuál es tu próximo gran desafío?
-Me gustaría competir en el Mundial juvenil (del 23 al 28 de agosto próximo en Indianápolis). Sería mi último torneo entre los juveniles, por eso tengo muchas expectativas. Me da lástima dejar la categoría juvenil, porque las experiencias son súper lindas: hay un ámbito totalmente diferente al de los mayores. Por más que una quiera participar en un Juego Olímpico o un Mundial de mayores, también me pone un poquito nostálgica saber que no tendré más torneos juveniles.
-¿Qué te provoca con tan sólo 17 años competir con mayores?
-Al principio tenía ciertos temores. Cuando fui a mi primer Sudamericano tenía 15 años y debía enfrentarme a chicas de 23, la edad clave en la natación. Pero ahora tengo más experiencia y ya estoy más metida en el tema de los mayores. Más allá de eso, y como te decía, me autoexijo cada vez más.
-¿Te gusta competir con gente más grande?
-Si, porque si no en mi categoría es siempre lo mismo. Y una tiene que meterse entre los mayores para competir a un nivel más alto. Con los mayores siento que tengo más competencia, porque se entrena más fuerte.
-Recién hablabas de Juegos Olímpicos. ¿Te ves olímpica?
-Tokio 2020 sería una revancha y un sueño, porque quedé cerca de clasificar a Río. Hice marca B pero no me llegó la invitación y mi esperanza era que me llegue. Si bien no tenía en mente clasificar, estuve cerca. Llegar a Tokio con 20 años, casi casi la edad ideal, sería muy bueno. Y para el 2024 tendré otra muy buena edad. Por eso pongo muchas expectativas en eso.
-¿Cómo toman, por ejemplo en la escuela, que salgas en medios, que te hagan notas?
-Siempre me cargan con que soy famosa y esas cosas. Mis amigos tiran chistes. Sé que mis amigas están re-orgullosas y felices, porque saben el esfuerzo que hago día a día. Me ayudan, con aliento o lo que sea. A veces hasta los profesores comentan que me vieron en algún medio.
-¿Por qué creés que estás donde estás?
-Entre otras cosas, por mi entrenador (el mencionado Juan Carlos Martín). No estaría acá si no fuese por él. Porque me hizo creer en mí misma y siempre apuesta por mí. Para que no afloje, para que mejore. Me aportó muchos valores, me enseñó a cambiar la mentalidad, a pensar diferente, a ponerme un objetivo y pelear por eso. Sobre todo porque cuando se nada se necesita una mentalidad muy fuerte, tanto en entrenamiento como en competencia.
-¿Un consejo que te hayan dado?
-Mi entrenador siempre dice que la natación es para gente inteligente. Si una persona es responsable, disciplinada, no sale a la noche y va a entrenar todos los días, tiene muchas posibilidades de cumplir sus metas. Pero tampoco me olvido de mi familia, que es fundamental. Mis papás (Germán y Paula; tiene un hermano de 12 años, Gianluca) me llevan de acá para allá, a todos los torneos. Siempre están. Siempre me acompañan. Quizás no se los demuestro en palabras, porque no suelo ser demostrativa, pero les agradezco muchísimo lo que hacen.
-¿Y novio?
-¿Novio? ¡Nooooo! Trato de que no haya, aunque si la relación es sana podría ser. Nunca tuve novio. Y no está en mis planes. Bueno, tampoco consigo.


DELFINA SEGÚN SU ENTRENADOR
Consultado por Nueva sobre su dirigida, Juan Carlos Martín -un referente a nivel nacional en el mundo de la natación- dice: “Tuve que trabajar mucho en su mentalidad. Le hablé para decirle qué quería de ella  y hasta dónde podía llegar, sin hacer futurología. Mi objetivo era hacerla campeona argentina, pero el crecimiento fue muy grande”.
“La apuesta de Delfina hoy es la natación. Este año termina el secundario, en el que fue abanderada. Hablé con las autoridades de su colegio para que pueda entrar un poco más tarde. No hubo problemas. Así, Delfina puede entrenar a las 5.30 y entrar al colegio a las 7.50, 8. La natación es una carrera costosa cuando se llega a determinado nivel. Se necesitan remedios, deportólogos, complejos vitamínicos. No todos pueden seguir. Ella está muy contenida por su familia”, cuenta.
Además, Martín apuesta: “La veo en Tokio. El objetivo a último plazo es Tokio, pero ahora tiene otros torneos internacionales, cosas intermedias e interesantes. Me parece bien que piense en el largo plazo y no sólo en el corto”.
Luego la define: “Es muy perseverante. No quiere perder en nada. Y es muy inteligente para nadar. La natación es una actividad en la que hay que repetir siempre lo mismo, pero si repetís mal perdés. Por eso es importante manejar la mente. Delfina es muy trabajadora. De hecho, entrena en doble turno, toda la semana”.
“Tiene mucho por mejorar: un montón de cosas: fuerza, resistencia, cambio de ritmo. Y está en plena evolución en su crecimiento físico. Tiene apenas 17 años. Deberá seguir trabajando en gimnasio y en competencia. Nosotros la llevamos de a poco”, finaliza Martín.

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