FÚTBOL BOLIVIANO: COMO SI NO PASARA NADA


Las autoridades nacionales pidieron a los dirigentes de la Federación que se retome el suspendido campeonato a pesar de la situación social y de las deudas salariales que mantienen algunos clubes con sus jugadores. Y aunque desprolijo, el deseo se hizo realidad. Por Alejandro Duchini.


“El fútbol debe reanudarse a modo de normalizar el país”, pidió el ministro de la presidencia de Bolivia, Jerjes Justiniano. Justificó que “sin fútbol no hay ingresos ni recaudación. Hay que entender que los clubes tienen una responsabilidad social y los jugadores tienen familias que mantener”. Y también: “No digo que sea lo más importante, pero sí que debe volver, como todas las demás actividades”. Mientras lo decía, Bolivia sigue en una profunda crisis política y social que se cobró hasta ahora 34 vidas tras el golpe de Estado al gobierno de Evo Morales.


Esa crisis repercute en todos los ámbitos y el fútbol no es la excepción. Jugadores, referentes de la Federación Sindical de Futbolistas Profesionales Agremiados de Bolivia y dirigentes de la Federación Boliviana de Fútbol mantuvieron encuentros para acordar el reinicio del torneo Clausura el pasado fin de semana, suspendido tras la disputa de la 16ta. fecha, el 19 de octubre. En una de las reuniones participó el nuevo ministro de Deportes, Milton Navarro, nombrado por la presidenta golpista autoproclamada, Jeanine Áñez. Los deportistas exigían seguridad en los estadios (incluyendo los traslados) y que los clubes se pongan al día con sus deudas. Navarro garantizó las medidas de seguridad.


Aunque parcialmente, el fútbol volvió con sólo dos partidos. Por estas horas de lo que se habla es de la goleada de The Strongest por 5 a 1 al Guabirá. The Strongest quedó así a 4 puntos del líder del Clausura, Wilstermann -dirigido por el argentino Christian Díaz-, que el jueves jugará ante el Always Ready. El otro encuentro fue el 1 a 1 entre Blooming y Royal Pari. Los otros encuentros se jugarán durante esta semana.


Pero más allá de esta reanudación forzada y desprolija, hay una crisis que no se puede desterrar. El ejemplo concreto es el del Sport Boys Warnes, a cuyo plantel se le deben cuatro meses de sueldo. El técnico Víctor Hugo Antelo renunció por falta de garantías. Su lugar lo acaba de ocupar el ex seleccionado Mauro Blanco, quien dijo que lo hace por solidaridad. “Es tiempo de ser solidarios”, expresó al contar que no cobrará un peso. El club se encuentra acéfalo desde la renuncia de su presidente, Carlos Romero, también ministro de Gobierno de Morales. De Romero no se tienen noticias desde el golpe, aunque se sospecha que abandonó el país. “Un acuerdo entre maleantes”, acaba de decir Antelo al diario boliviano Los tiempos al referirse a una arbitraria lista de elegidos para cobrar un cuarto de la deuda, este viernes. Él no se encuentra entre los elegidos.


No está en mejor situación el plantel del San José de Oruro, cuyo ahora ex presidente, Wilson Martínez, presentó su renuncia y ahora dice estar dispuesto a volver. Su mandatario actual, Carlos García, asumió que habrá que afrontar una heredada deuda de un millón y medio de dólares para evitar descuentos de puntos y una posible inhibición para contratar jugadores. Al defensor argentino Marcos Barrera, por ejemplo, se le deben 40 mil dólares por cinco meses de salario. Al menos como muestra de buena voluntad, los jugadores retomaron los entrenamientos tras una promesa de pago. Oriente Petrolero es otra de las entidades con abultada deuda. La lista sigue.

El capitán de Bolívar y de la Selección, Juan Carlos Arce, dijo en una conferencia de prensa que con lo que ocurre en ese país “el fútbol debe pasar a un segundo plano”. “Tiene que haber garantías y seguridad”, exigió para los partidos. Sus colegas coinciden en que la crisis económica que afecta al fútbol va más allá de la situación social. Pero las autoridades nacionales no lo ven así. Para ellos, el fútbol es la pantalla ideal para tapar la realidad.

El miedo está también en el frente interno. El titular de Federación Sindical de Futbolistas Profesionales Agremiados, David Paniagua, informó que los jugadores de Sport Boys no reclamaron anteriormente la deuda por temor a su presidente, el alejado Romero. No son buenos los antecedentes de este club. Mario Cronenbold, anterior titular de la entidad, está detenido en un penal de Santa Cruz de la Sierra: tiene 190 causas en su contra. La crisis se llevó puesto además al mencionado entrenador Antelo y el plantel entrenó poco y nada en las últimas semanas. Ya se le descontaron tres puntos y podrían ser más. Ex campeón del Apertura 2015, hoy peligra su permanencia en la Primera División.

Más acorde con la realidad se pronunció, por suerte, el vicepresidente de la Federación Boliviana de Fútbol, Robert Blanco. “Tengo miedo, el país no está como para jugar fútbol”, dijo. “Con todo lo que está pasando, porque están poniendo dinamitas en los puentes, los muertos que sigue habiendo y las amenazas, no podemos jugar”, justificó. 

El retorno confirmado no fue, como se sabía, en un clima pacífico. El presidente de la FBF, César Salinas, había pedido garantías policiales para cuidar al menos a los jugadores. No habría que desestimar tampoco la seguridad del público.  El país, más allá de que gire la pelota, tiene rutas cortadas por manifestantes. Los aeropuertos no están mejor y no hay razones para creer que en los estadios reinará la paz. Lo único que pudo garantizar el Gobierno, a pesar de todo, es el traslado aéreo de los equipos en caso de que los caminos se encuentren bloqueados. Bloqueados como el país.

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