El lado oscuro de la iglesia católica
En el libro Cinco Curas, confesiones silenciadas, los
religiosos describen cómo son los oscuros seminarios. La nota original está en http://www.a24.com/nota-14167-Lo-que-no-se-animan-a-contar-de-la-Iglesia.html
Curas que se enamoran, ex sacerdotes que describen la falta
de solidaridad y la sobra de egoísmo dentro de la iglesia católica, otros que
no tienen ni para comer, la homosexualidad, la injusticia, el silencio. Estos
son algunos de los temas que se tratan en el libro Cinco curas – confesiones
silenciadas (Editorial Raíz de dos). En este material hay testimonios crudos de
quienes (sobre)vivieron la iglesia desde adentro. Algunos fueron invitados a
retirarse; otros se fueron antes de que los echen. Sus autores son cordobeses:
Nicolás Alessio, Lucio Olmos, Horacio Fábregas, Elvio Alberione y Adrián
Vitali.
La sociedad religiosa de Córdoba no se aguantó la aparición
de este material que humaniza a los curas y muestra cuán atrasado está el
catolicismo. Apenas pasaron dos semanas de su presencia en las librerías y
Cinco Curas no se pudo vender. Lo denuncia un artículo del diario cordobés La
Voz del Interior, bajo el título "Impiden que se venda el libro de los
sacerdotes 'rebeldes'": "Son las monjas propietarias de los locales
donde funcionan cuatro librerías. Argumentan una cláusula del contrato que no
permite vender material que vaya contra los lineamientos de la
institución", se explica. Y luego: "En sólo una de las cinco
librerías ubicadas en el Pasaje Santa Catalina, de la ciudad de Córdoba, se
puede conseguir el libro Cinco curas. En una de ellas ya no tienen ejemplares y
en las otras tres admitieron que recibieron la comunicación de las propietarias
de los locales –las monjas de la orden dominica– de no vender el libro",
se lee. Por esta cuestión intervino el INADI, que todavía no se pronunció.
Fueron citados los libreros y los apoderados de la congregación. Quienes venden
libros argumentan que no pueden arriesgar sus contratos de alquiler, según le
dice a este portal una fuente de la editorial responsable.
"El abogado de la congregación, Guillermo del Boca,
confirmó a La Voz del Interior que la madre superiora, sor Sandra, tomó la
decisión de hacer respetar una cláusula de los contratos de alquiler con las
librerías", cuenta el mismo matutino en el que días pasados, y con la
firma del periodista Sergio Carreras, dio a conocer que "el libro Cinco
curas reveló que un religioso que mató a un adolescente y otro que abusaba de
menores dieron indicios de estas conductas en el Seminario Mayor de Córdoba, e
igual fueron ordenados".
EL ESCÁNDALO envolvió desde el primero momento a este libro
de 173 páginas en el que la voz la tienen los protagonistas. Uno de los
protagonistas es Adrián Vitali, quien se enamoró siendo cura. En su historia
intervino el polémico arzobispo Primatesta. Nicolás Alessio fue sancionado por
defender la Ley del Matrimonio Igualitario. Horacio Fábregas no soportó la
hipocresía de la iglesia católica y por eso dio un paso al costado. A Lucio
Olmos le recriminaron que trabajara mientras ejercía como sacerdote. Y Elvio
Alberione fue separado cuando se quejó de lo que a su criterio eran negociados
entre empresarios y abogados.
Luego se juntaron y escribieron en primera personas sus
crudos testimonios. Cuatro de ellos fueron contactados por A24.com. para que
amplíen lo que ya de por sí deja sin aliento en el libro.
LAS ENTREVISTAS A continuación van los diálogos mantenidos
por este medio con Vitali, Alessio, Fábregas y Olmos.
Adrián Vitali
-En un momento referís a las divisiones de clases que hay en
las iglesias, entre pudientes y no pudientes. ¿Por qué creés que la Iglesia
mantiene estas diferencias?
-Porque la opción de la iglesia no es por los pobres sino
por el poder. Por eso siempre vas a encontrar en los barrios de mayor nivel
económico un gran templo con sacerdote. En cambio, en los barrios pobres
difícilmente encuentres un cura viviendo en el lugar menos un templo. La opción
por los pobres no puede ser discursiva, tiene que ser gestual. La mayoría de
los sacerdotes y de los obispos no están bajo la línea de la pobreza. Muchos
viven como príncipes y no se acuerdan de cómo vivió el carpintero de Nazaret.
-También hablás de la falta de solidaridad entre los
miembros de la iglesia. ¿A qué se debe eso de predicar una cosa y hacer otra?
-La formación del sacerdocio es muy individual. Cada uno
está en lo suyo y en su parroquia. El párroco en la mayoría de los casos es el
monarca. Sólo le preocupa lo que le acontece a él y a su entorno. La verdad, es
extraño y contradictorio. Se habla de solidaridad, de comunión, pero a la hora
de compartir, sólo se comparte la palabra y casi nunca los bienes.
-¿Qué te refiere hoy la figura de Primatesta?
-Tenía poco de pastor y mucho de político. Quizás por eso
casi todos los políticos más importantes de la Argentina lo fueron a ver. Fue
un político funcional al sistema de poder eclesial y del poder de turno en el
país. Era un fiel reflejo de cómo funciona el poder Vaticano en la iglesia y en
el mundo.
-¿Fuiste feliz en los tiempos en que formabas parte activa
de la iglesia, siendo sacerdote?
-Si, sí. Quizás por la parroquia que me tocó: estaba en una
de las barriadas más grandes de Córdoba, Villa el Libertador. Los pobres me
enseñaron a mirar el mundo de otra manera, desde el corazón de las masas, y
puedo asegurar que se ve distinto. Aprendí que sólo compartiendo el pan y
organizándonos podemos trasformar nuestra realidad. De eso depende la
felicidad, de animarse a ser en el lugar donde te encontrás.
-¿Qué sentiste al irte de la Iglesia?
-Mucha soledad, un profundo vacío existencial. Había entrado
a los 18 años y me iba a los 30, con pocas herramientas para encarnarme en el
mundo de los mortales. Sentía que la Iglesia que me había enseñado que era
madre se comportaba como una madrastra intransigente. Me sentía sin historia,
como que había vivido en un gran paréntesis existencial que se cerraba y me
dejaba del otro lado sólo por haberme enamorado.
-¿Por qué la iglesia ejerce el temor?
-Para poder controlar, para sentirse segura. Por eso recurre
al dogma para no dar explicación a las situaciones que están fuera del sentido
común. Pero siempre es el papa, el obispo o el cura el que decide o te permite
en ciertos casos la transgresión.
-¿Qué te llevó a contar lo sucedido?
-Toda institución monárquica y verticalista cuando recibe a
ciudadanos en su seno piensa que tu historia, tu sexualidad, tu conciencia, tu
cuerpo y tu libertad les pertenecen; y por esta pertenencia vos ya no podes
hablar de vos y menos si salís de la institución. Por eso al contar esta
historia estamos testimoniando que recuperamos nuestra propia historia, nuestra
sexualidad, nuestra conciencia, nuestro cuerpo y nuestra libertad.
-¿Cómo es tu vida en la actualidad?
-Sigo vinculado al trabajo social con los pobres. Hoy
estamos participando con gente de los barrios en política, pero no con los
partidos tradicionales sino que armamos entre “los nadie” una herramienta
vecinal.
Elvio Alberione
-Lo que podría aclarar es que mi testimonio se limita al
tiempo de mi experiencia en el seminario, desde los 12 años (1951), mi
ordenación (1962) hasta mitad de 1967, cuando fui sustituido en la parroquia,
dejado vacante sin otra explicación que prescindir de mis servicios y sin nuevo
destino eclesial. Mi prédica era confrontando con el poder (dictadura de
Onganía) y sus manifestaciones locales con sus complicidades eclesiales, además
de molestar a los jerarcas de la curia y corruptos vinculados, pues debían hacer
buena letra con Onganía para continuar recibiendo favores económicos.
-¿Qué pensás respecto de que cuando te tuviste que operar te
dejaron solo?
-En mi ingenuidad de hijo criado en el campo, con poco
contacto con medios urbanos y con un enorme respeto por los curas y la
religión, aunque me producía mucha tristeza y sentido de abandono, lo aceptada
como un precio necesario para continuar en el seminario. El sólo hecho de
todavía tenerlo presente creo que es un indicador de la mella que dejó en la
conciencia.
-¿Se torna habitual hablar de Dios pero no ejercer su
palabra por parte de ciertos religiosos?
-Prefiero que se hable de “clero” en lugar de “religiosos”,
las razones están esbozadas en mi testimonio. Entiendo que la pregunta refiere
al “haz lo que yo digo, no lo que yo hago”, otorgando un valor a la palabra con
total independencia al testimonio personal de vida de quienes se dicen
representantes. Hipocresía que se dice en buen romance. Este es uno de los
temas que campea a lo largo de todos los testimonios: la hipocresía de la
institución que permite y acepta cualquier delito individual y lo perdona con
tal de que no se lo dé conocer públicamente.
-En el libro, todos mencionan a Primatesta. ¿Qué papel
ejerció durante la relación que ustedes tuvieron con la Iglesia?
-Ya no estaba en el seminario cuando Primatesta llega a la
diócesis de Córdoba y además no dependí de él sino de la diócesis de San
Francisco y su obispo local. Sin embargo, también experimenté su rechazo cuando
fui cesanteado y fui testigo de sus múltiples complicidades y silencios con las
dictaduras militares (Onganía, Videla…) y con negocios económicos turbios de su
Curia. Por ejemplo, con Yabrán o con Nores Bodereau en la venta de muebles y
reliquias de enorme valor histórico. Su silencio sobre el asesinato del Obispo
Angelelli, que antes de pasar a La Rioja fue su Auxiliar, su negativa explícita
a recibir a las madres de Plaza de Mayo y familiares de desaparecidos, su
complicidad con cristianos partícipes del genocidio, etcétera.
-¿Qué te queda de tu paso por la Iglesia?
-La voluntad de recuperar el cristianismo del Hijo del
Carpintero, su compromiso con los desheredados y perseguidos por tentar una
sociedad justa y solidaria; su mensaje de amor y libertad.
-Algunos curas viven de la caridad y otros, con sueldos.
¿Por qué esas diferencias?
-Fuera de las congregaciones religiosas que tienen un voto
de pobreza por el cual renuncian explícitamente a su eventual herencia que
también pasará a ser patrimonio de la Congregación y con un sistema que se denomina
“Mensae Comunis” (Mesa Común), los que pertenecimos al denominado “clero
diocesano o secular” no teníamos ni tienen un ingreso asignado. “El ministro
del altar, vive del altar” era la fórmula. Sólo son rentados por el Estado los
Obispos, los capellanes militares y policiales y algunos funcionarios puntuales
de todas las diócesis. En mi caso y muchos otros compañeros desde que nos
ordenamos decidimos vivir de nuestro trabajo, sea como docentes o como obreros
o empleados.
-¿Qué postura tenés hoy sobre el aborto?
-No es bueno separar el tema de otros que son prioritarios,
como la adecuada educación y formación sexual, la maternidad y la paternidad
responsable, incluyendo la planificación familiar. Pero conocí y conozco tanto
las consecuencias de un embarazo no deseado menos cuando es resultado de
violación, las consecuencias en un hijo no deseado, como también las
consecuencias físicas y sicológicas cuando un aborto innecesario o mal
procesado en la conciencia.
-Después de leer el libro, uno encuentra otra iglesia
totalmente distinta. ¿Cómo llevás la cuestión?
-No es bueno huir de la mentira o la hipocresía; creo que es
una responsabilidad confrontar, luchar contra ella en todas y cualquiera
institución humana. También ésta iglesia católica romana es una institución y
nada menos que de la etapa del Imperio Romano.
Horacio Fábregas
-¿Por qué la cúpula de la Iglesia quiere imponerse a través
del temor y no de la convicción?
-Las convicciones pueden cambiar. Donde hay espacio para la
reflexión, para discernir, para "darse cuenta", hay posibilidades de
cambiar, de modificar posturas. A la Iglesia no le gusta el cambio, sobre todo
en sus curas. Pretende "formatearlos" y que a lo largo del tiempo
permanezcan en ese formato dado. El temor paraliza, somete, te mantiene
estático. Por eso la cúpula de la Iglesia se maneja con la culpa y el temor.
-Decís que el seminario fue tu experiencia más inhumana.
¿Por qué?
-La pregunta está muy relacionada con la anterior. Mi
afirmación hay que entenderla desde el contexto de la edad en la que ingresé al
Seminario: 18 años recién cumplidos. Fueron 7 años en los que viví en un
ambiente absolutamente aislado de la realidad, y en el que en un trabajo lento
y sostenido terminé, desde mi punto de vista, siendo disciplinado, sometido.
-¿Qué te quedó de aquella experiencia?
-Me quedaron muy pocos recuerdos dignos de rescatar. Podría
decirte que aprendí a soportar el frío (el Seminario tenía habitaciones enormes
y con techos altísimos, y unos claustros también enormes y helados), aprendí a
comer de todo (yo era muy maniático con la comida). También cultivé algunas
lindas amistades, que lamentablemente ya no conservo.
-Las autoridades de los seminarios saben bien quién es
quién, ¿no? Digo, porque contás muchas situaciones de relaciones homosexuales.
¿Puede ser que no se den cuenta los que manejan todo?
-En este punto, cualquier respuesta los deja mal parados. Si
no se dan cuenta, porque dejaría en evidencia lo lejos que están de las
personas que deben formar, o porque sencillamente son ineptos para una tarea de
formación de futuros sacerdotes. Pero creo que en la mayoría de los casos se
dan cuenta de todo. ¿La causas? Algunos de los curas formadores también eran
homosexuales, o con inclinaciones reprimidas en tal sentido. Por otra parte,
mientras la cuestión no sea escandalosa, pública, no les importa, se trata de
sumar "huestes".
-¿Qué le dirías a alguien que hoy se prepara para ser
sacerdote?
-Me cuesta mucho dar un consejo al respecto. Lo primero que
le diría es que lo haga desde una decisión absolutamente soberana, libre,
personalísima. Y lo otro es que indague y estudie otras versiones, otras
tendencias diversas de las que recibe en el Seminario. Que converse con
aquellos curas a los que desde el Seminario le señalan como "malos
ejemplos", o como personas a las que hay que evitar. En definitiva, que
procure hacer su propio camino, más allá del que desde el Seminario pretenderán
marcarle a fuego.
Nicolás Alessio
-Referís que el seminario es un microclima peligroso. ¿Qué
tipo de peligros?
-El peligro de la alienación catolicocéntrica-religiosa, que
te hace creer que en la Iglesia Católica es toda y absolutamente toda la verdad
sobre todos los temas claves de la vida humana, de su sentido, de su horizonte.
El peligro, por lo tanto de sentirte dueño total de la verdad y ponerte ante la
realidad como el "maestro bondadoso" que para hacerle bien a la
humanidad, exige obediencia y sumisión. El peligro de reprimir afectos,
sensibilidades, pulsiones, pensando que Dios te exige sacrificios especiales
como contraparte de sentirte un "elegido". El peligro de justificar
cualquier atrocidad de la Institución en aras de "cuidar la fe de los
sencillos". El peligro de deshumanizarte.
-Hablás también de homosexualidad. Si está tan presente,
¿por qué creés que la Iglesia la tapa bajo la alfombra?
-Si la Iglesia aceptara que la homosexualidad es sólo una
manera distinta de vivir el erotismo y la sexualidad, debiera pedir perdón por
ser cómplice del maltrato, la negación, la criminalización que a lo largo de la
historia ha alimentado. Y, la Iglesia nunca se equivoca, menos bajo el gobierno
de Benedicto XVI.
-¿Cómo creés que se siente un homosexual en un seminario?
-Protegido, porque pasa desapercibido, se confunde con los
demás entre sotanas y túnicas blancas bien cuidadas... salvo que exprese su
homosexualidad de manera abierta; en ese caso es probable que se lo expulse.
-¿Cómo quedan marcados los chicos homosexuales que son
maltratados o denigrados en los seminarios?
-La respuesta es para un psicólogo, pero supongo que la
marca-herida es honda, cruel y nada fácil de curar.
-¿Hay compatibilidad entre amar a un mujer y amar a Dios?
-Absolutamente. Quien más ama a una mujer, está mejor
dispuesto para amar a Dios.
-¿Creés todavía en el infierno, en la llama eterna?
-En absoluto. Tanto infierno, cielo o purgatorio son simples
metáforas para hablar de lo que desconocemos.
-¿Qué significa la culpa para la Iglesia?
-El mejor mecanismo de dominación de la conciencia de sus
fieles. Culpa y castigo, como un binomio inseparable.
-¿La culpa es un invento religioso?
-No, la culpa es un sentir psicosocial. La Iglesia usa la
"culpa", como dije antes.
-¿Qué lectura hacés de la relación entre los curas y los
militares en tiempos de la dictadura?
-Una parte fue cómplice por coincidir con la ideología de
Seguridad Nacional que los militares profesaban. La mayoría fueron cómplices
por cobardes y haber silenciado a sus conciencias. Y una minoría enfrentó la
Dictadura y fue mártir.
Alejandro Duchini
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