"Todo pasa", la biografía no autorizada de Julio Grondona
El fútbol, los negociados privados y los contactos políticos
en tiempos de militares y de democracia por parte del presidente de la AFA se
ven reflejados en un libro que acaba de publicarse.
"El hombre de Lacoste no era yo, tampoco Ignacio Ercoli, y sí Rafael Aragón Cabrera. Me lo dijo Eduardo de Luca. Yo le puedo asegurar que nunca anduve con los diferentes gobiernos. En el ’76 los militares me quisieron imponer como candidato a intendente de Avellaneda. El que me lo pidió fue un tal coronel Fernández, que venía de Salta. Le dije que no. Zafé, sin quedar mal, al estar las paredes pintadas con mi nombre como candidato a presidente de Independiente. Y en el ’83 tampoco quise la intendencia que me ofreció Alfonsín”. La declaración pertenece a Julio Grondona, el presidente de la AFA. Se la dijo al diario Página 12, que la publicó el 25 de abril de 2004. La recuerda el periodista Hernán Castillo en su libro “Todo pasa” (editorial Aguilar), una biografía no autorizada sobre el dirigente. “Me gustó el desafío de escribir sobre Grondona por todo lo que eso significa. Y a partir del libro, no cambiaron muchas cosas respecto de la imagen que tenía de él; pero quizás entendí más su modus operandi. Antes de arrancar la investigación y el repaso de su vida tenía la certeza de que ahí había un muerto en el placard, pero que iba a ser difícil descubrirlo. Terminó el libro y me quedé con esa sensación”, dice el autor, quien describe al directivo como “un negociador increíble. El tipo es brillante, guste o no. No da puntada sin hilo. Tiene claro qué hacer y en qué momento. Sabe todo. Lo utiliza y se jacta de ello”.
“Todo pasa” es un recorrido por la vida de Grondona. Se
describen sus primeros años, aquellos en los que se forjó en Sarandí. No falta
el recuerdo de la famosa ferretería de esa misma zona sur de la provincia de
Buenos Aires: ‘Lombardi & Grondona’, su nominación. Sobre este negocio
emblemático se hacen descripciones detalladas. También las hay sobre los
tiempos en que ‘Don Julio’ –como le dicen sus laderos- jugaba al fútbol. Su
paso por River es uno de ellos. Además se cuenta quiénes son sus familiares más
directos y quiénes los más influyentes al momento de tomar decisiones. Pero de
aquel pasado ferretero a este presente de gran poder, pasó mucho: “Cuando
asumió en la AFA dejó de ser el ferretero. Pese a que muchos de sus manejos
siempre fueron coloquiales, casi comunes, siempre”, opina Castillo.
Desde la portada se anuncia que el trabajo (276 páginas)
refiere a los negocios, al fútbol y a la política, ítems que marcan su vida.
Hay dos apellidos que aclaran el período a tratar: Videla y los Kirchner. “Es
el dirigente del fútbol argentino más influyente de su historia. Pero
obviamente para perpetuarse en el poder tuvo que transar demasiado. Y se nota.
Y se sabe. Y entonces la sociedad lo mira mal. Y con razón”, resume Castillo.
Castillo insiste en comparar al directivo con el doctor
Jekyll y con Mr. Hyde, la creación del escritor Robert Louis Stevenson.
Menciona aspectos positivos de una trayectoria de más de treinta años, pero
además refiere a los negativos. “Grondona fue siempre un hombre ambicioso. Así
como llegó a ser uno de los hombres más poderosos del fútbol mundial, desde sus
inicios siempre apuntó más”, se lee en el inicio del primero de los diez
capítulos, titulado “De la nada hice un club como Arsenal”.
El libro es a la vez un repaso por la historia del deporte
argentino desde que Grondona asumió al frente de la AFA; pero sobre todo de la
Selección. Hay descripciones acerca de cómo se fue acomodando primero en la AFA
y en la FIFA después. Del equipo nacional se recuerdan sus convenientes
acuerdos con César Luis Menotti (y su condición de técnico campeón) y su
zarpazo por tener a Carlos Bilardo después. Esto, aprovechando el envión que le
significaba tener a Diego Maradona de su lado. De Maradona, justamente,
describe las idas y vueltas: los abrazos, las peleas, los besos, los
cachetazos. Llega, así, a los tiempos de Lionel Messi, el otro jugador del que
Julio quiere sacar provecho. En este caso, cuenta el autor, con la ventaja de
que La Pulga no tiene el carácter conflictivo de Diego.
Para entender el mundo Grondona, se apela a los recuerdos de
sus tiempos en que era presidente de Independiente. Primero, cómo aprovechó una
interna política para ganar espacio propio y la presidencia del club. En otro
tramo, se recuerda que no le tembló la mano para despedir a su amigo José Omar
Pastoriza de la dirección técnica del equipo. Todo porque el Pato había
discutido con Ricardo Bochini. “Ese es Grondona en su máxima expresión. Nada ni
nadie lo desvía de su objetivo”, sostiene Castillo al recordar ese episodio.
“Tiene todo tan controlado que nadie se anima a un ‘golpe de
Estado’. Antes del día de la votación de temas importantes hace un repaso con
cada uno de los presidentes de los clubes y arranca su operación para que todo
salga como él quiere. Nada se sale de curso. Cuando quisieron armar una movida en
su contra, siempre apareció algún ‘arrepentido’”, contesta cuando se le
pregunta por qué tantos dirigentes que lo critican por lo bajo levantan la mano
bien alto y en su favor cuando hay que votarlo.
Un detalle que a esta altura resulta emblemático es el del
anillo que lo acompaña siempre. Tiene escrita la leyenda que dá título al
libro. Es un regalo del dirigente ultra grondonista Noray Nakis, quien alguna
vez intentó dirigir a Independiente. En estas páginas se recuerda cómo se
gestó, qué le pasó y por qué hubo que cambiarlo.
Hay espacio para un repaso por los apellidos de los
dirigentes políticos y deportivos que se animaron a enfrentarlo. Casi siempre
sin éxito. El crecimiento de la violencia en las canchas es otro de los ítems
que se trata. Tal vez la mancha más grande en la gestión de Grondona. Sin
embargo, sigue al frente. “Todo pasa” sirve para repasar las heridas dejadas
por quien se acomodó en el país –con los sucesivos gobiernos-, en los clubes –a
través de sus responsables- y en la FIFA –con su vicepresidencia-. Sirve,
entonces, la conclusión de Castillo: “Grondona seguía en la suya. Eterno, como
siempre. Mirando al costado cuando le conviene. Especulando. Negociando.
Buscando aliados donde antes había enemigos. Ni una señal de alarma pareció habérsele
encendido después del papelón de su última reelección. ¿Última? En realidad ya
nadie se animaba a asegurarlo. Grondona, ese Dr. Jekyll que se transforma en
Mr. Hyde en el momento exacto, no dio jamás lugar a ese tipo de
especulaciones”.
Alejandro Duchini
Comentarios