“NO SE PUEDE VIVIR SIN LEER: LA LECTURA ES NECESARIA, IMPRESCINDIBLE”

(Por Alejandro Duchini. En Twitter, @aleduchini). La escritora Ángela Pradelli, autora de los formidables “La búsqueda del lenguaje” y “El sentido de la lectura”, explica, a horas de una nueva Feria del Libro, por qué es necesario entregarse al placer de los libros.


De vez en cuando nos topamos con libros necesarios. Por lo general son aquellos que nos envuelven con el placer; ésos que nos relajan, que nos hacen sentir que viajamos en un agradable mundo de palabras. Tal el caso de “El sentido de la lectura” (Editorial Paidos), de la escritora y docente Ángela Pradelli. Una verdadera joya a la que se le puede encontrar un hermano mayor que la misma Pradelli publicó en 2010: “La búsqueda del lenguaje”. Hay en esas páginas preguntas cuyas respuestas quedan en el aire, para que nosotros –lectores- las tomemos, las examinemos, las pensemos. Abundan en este trabajo pequeñas historias de lo que generaron las primeras lecturas en músicos, fotógrafos, poetas y escritores, entre exponentes de distintos rubros a quienes convocó la autora para escribir sobre el placer de leer. Hay una crónica imperdible de sus visitas a la casa del escritor John Berger, un recuerdo de la gran María Teresa Andruetto de sus lecturas de infancia mientras comía chocolates y otro de Guillermo Saccomanno de aquella habitación que cuando era pibe compartía con su abuela. Y hay más relatos así: pequeños, formidables.
La 39na. edición de la Feria del Libro es la excusa perfecta para preguntarnos por qué leer y Pradelli es la persona ideal para pedirle una, varias respuestas. Por eso recurrimos a ella. Así, durante una larga charla irá desmitificando a los escritores, criticará la enseñanza secundaria –de la que tiene una vasta experiencia- y sus manuales como sistema de enseñanza y explicará por qué, a su criterio, el escritor y el lector son uno solo. La conversación trata, en definitiva, de ir desgranando esos brillantes conceptos que vuelca, divididos en capítulos, durante el libro mencionado.
-¿Qué encontrarán los lectores en este libro que acaba de escribir sobre la lectura?
-Reflexiones sobre muchas cosas que me interesaba escribir, sobre aquellos aspectos menos explorados, como la figura y el concepto del lector, los ciertos matices sagrados que hay en la lectura: ¿cuál es la marca que nos dejan determinadas experiencias de lectura? ¿cómo inciden en nosotros? ¿cómo se unen con los oficios o profesiones que elegimos? Aparecen entonces episodios de la infancia, adolescencia o primera juventud: de alguna manera, ahí hay un germen de lo que vamos a ser.
-Usted fue docente secundaria durante más de 30 años: ¿qué relación encuentra entre esa etapa de estudio y la lectura?
-Se trata de uno de los niveles educativos más atractivos, ya que es el momento de la vida –el de la adolescencia- donde todo se está por estrenar. El tema de la lectura siempre me atrajo, porque en la secundaria hay muchos chicos que no quieren estudiar, no quieren leer, y tienen en la cabeza un montón de preocupaciones y no están en la lectura; o no estaban, porque las nuevas tecnologías cambiaron las cosas. Para bien.
-¿Cuál es el papel del docente en la lectura?
-Me parece que gran parte de la cuestión depende de él. Quiero decir: los programas pueden ser buenos, las intenciones también, pero un maestro cierra la puerta y lo que pasa dentro del aula es su responsabilidad. Muchas veces vimos programas con los que no estábamos de acuerdo y eso no convertía a la clase en una mala clase ni hacía que ese año fuese a ser malo en relación con el aprendizaje del alumno. Así como un mal profesor puede arruinar un buen programa, un mal programa puede ser mejorado por el docente. Por eso creo que hay que trabajar mucho en el maestro. Hay dos pilares: uno es la pasión; y otro, la formación. Hay que hacer todo lo posible para darle la mejor formación al docente.

EL LECTOR Y EL ESCRITOR , UNO SOLO
-¿Por qué apeló a artistas de distintas ramas para que hablen de la lectura?
-Así como los músicos invitan a otros músicos al escenario cuando dan un recital y comparten una canción, invité a otros artistas a participar en el libro. Al principio pensaba sólo en escritores, pero abrí el juego a directores de cine, músicos, fotógrafos. A cada uno le pedía que escribiera. Fue muy bueno porque las experiencias de ellos le dieron al libro una misma música, como si hubiese sido escrito bajo una misma melodía. Ningún relato me saca del libro. Todos se integraron de una manera muy natural, armónica. En ningún caso tuve que decirles “no era lo que había pedido”. Todos los relatos encontraban su lugar cómodamente.
-¿Por qué es buena la lectura?
-Hay un texto que incluyo en “La búsqueda del lenguaje”, de un autor italiano, Ferdinando Camon, que me hizo comprender lo que pensaba de por qué es bueno leer. Cuenta que se crió en un pueblo de analfabetos en el que sus padres apenas sabían escribir su nombre y que cuando llegaba una carta de la policía o algo así, iban a ver al cura del pueblo para que se las explicara. “Los he visto muertos de miedo con esa carta en la mano, y entonces juré que la escritura sería una herramienta para mi y pasaría del otro lado para concretar su venganza”, cuenta. Creo que la lectura es eso: pasar al otro lado. Los docentes tenemos la posibilidad de ayudar a los alumnos, a los que menos tienen, a los que la vida les resulta más difícil, a pasar al otro lado. Todo es una lectura. Me parece que es importante leer porque hay un mundo para ser descifrado. Y vamos a tener una vida u otra según podamos abordar ese mundo, de una manera u otra.
-Usted dice que lector y escritor son uno sólo. ¿Por qué?
-Me parece que son dos operaciones únicas, que no se dividen. Son dos caras de una misma moneda, un único gesto. Nadie lee un texto tal como el otro lo escribió. La lectura es una escritura del texto. Hay una división tan tajante entre una y otra, un prejuicio de creer que el escritor es en algún sentido un ser superior, que se lo pone en un escalón más alto. En esa idea, para mi equivocada, también trabaja el libro.
-El escritor siempre tuvo más prestigio.
-Hay un sistema que privilegia la figura del autor. Entonces se hacen campañas, pero no se habla de los lectores, que son tan importantes como los escritores. Ricardo Piglia ha escrito un libro maravilloso sobre el tema: “El último lector”. Hay esta cosa, dentro de los prejuicios, de ensalzar la figura del escritor.
-En lectura qué es mejor: ¿calidad o cantidad?
-Hay un texto de George Steiner que refiere a “La metamorfosis”, de Kafka, y a cómo nos puede atravesar una lectura. No habla de la cantidad. Por supuesto que cuanto uno más lea, mejor. Siempre es bueno leer y leer mucho, pero eso no hace a la cuestión. La cuestión del lector la hace el movimiento que produce un libro en el lector.
-También en su libro cita que “leer es tan necesario como respirar”.
-Es que no se puede vivir sin leer. La lectura es necesaria, imprescindible.
-¿Qué se pierde aquel que no lee?
-Me parece que hay un mundo que necesita ser leído. La riqueza de ese mundo, que se despierta con la lectura, está adormecida si no se lee. Yo diría eso. El pensamiento seguramente está asfixiado por la falta de lecturas.

LOS CLÁSICOS LLEGAN AL ALMA
-¿Por qué hay que leer los clásicos?
-Porque son textos que han llegado y han permanecido y seguramente permanecerán. Y creo que han logrado entender el alma; han tenido la posibilidad de comprender. Tal vez un instante, un momento breve, pero tiene que ver con la iluminación. Los autores de esos clásicos son escritores que han tenido cierta iluminación y esa iluminación está relacionada con la comprensión del otro. Han entendido cuál era la luz y cuál la mayor oscuridad del alma. Y tal vez en la lectura que hagamos dependerá de nosotros comprender eso.
-¿Hay edades para llegar a la lectura?
-Creo que se puede llegar a cualquier edad. De hecho, lo ví muchas veces en los talleres de adultos, a los que solían ingresar personas que no necesariamente habían leído mucho o para quienes la lectura no era importante en su vida y terminaron siendo lectores apasionados. Creo que tiene que ver con la comprensión del lector de que su subjetividad es muy importante para desentrañar el texto; es tan importante como el texto mismo. Eso es algo que resalto en el libro. La subjetividad del lector es lo que en definitiva posibilitará desentrañar y comprender un texto.
-¿Recuerda, en este sentido, algún caso que la haya marcado?
-Había un alumno de la escuela nocturna, en la Provincia de Buenos Aires, de ésas pobladas por chicos que se caen del sistema del turno mañana o tarde porque repiten o por otros motivos. Y cuando van a buscar su vacante nadie se las quiere dar. Tienen por lo general historias difíciles. Con esos pibes lo que me pasó es que estábamos haciendo un taller de escritura. Uno de ellos había escrito sobre su abuelo, con el que tenía un vínculo difícil, malo. Cuando terminó de escribir tenía un texto muy logrado y hablamos de eso. Y él dijo una frase final que me impactó: “No se si lo quiero más ahora, pero lo comprendo más”. La escritura le dio eso: la comprensión. Es lo que hablábamos antes. Me parece que el que lee, el que escribe, comprende. Y si uno habita un mundo en el que se comprende al otro, seguramente será mejor ese mundo.
-¿Cree que los libros de texto en los colegios son los adecuados?
- Siempre me pareció preocupante el libro de texto, que haya un mismo manual para 40 alumnos en una clase. Nunca trabajé con un manual, porque es determinar una voz y un pensamiento. Creo que es más interesante que cada uno pueda hacer sus investigaciones respecto a un tema y que trajera diferentes voces de diferentes pensamientos de diferentes autores. Un manual me parece una cuestión muy autoritaria. Tener un manual para que 40 alumnos trabajen de acuerdo al pensamiento de una empresa editorial siempre me pareció algo que el docente debería revisar. Me van a matar las empresas editoriales, pero es lo que pienso. Y me parece que lo tendrían que pensar los docentes, los directores: ¿sus docentes trabajan con manuales? Hay algo ahí que se están perdiendo.
-¿Hay que incentivar a los chicos para que lean, hay que presionarlos o hay que dejarlos?
-Hay que darles toda la libertad para que lean lo que quieran y hay que estar atentos por si uno puede hacer una sugerencia de lectura. Pero me parece que todos los casos son distintos. No hay un modo ni una regla en ese sentido. Depende mucho de las situaciones.
-¿Un libro que la haya marcado?
-Uno que leí a los 18 años: “Obras inmortales”, de (Antón) Chejov. Lo compré en muchas cuotas. Lo sigo teniendo. Me parece un tesoro. Me marcó porque era diferente a lo que había leído hasta entonces. Sus textos, sus modos de terminar una historia... ese libro me marcó. Es un gran autor. Hay autores a los que uno no sabe qué le pasará al volver. Pero a mí con Chejov me pasa que puedo volver siempre.

Alejandro Duchini

¿Quién es Ángela Pradelli?
Escritora y profesora en Letras, Ángela Pradelli fue durante más de treinta años docente de escuelas secundarias y coordinadora del Plan Nacional de Lectura para la Provincia de Buenos Aires. Actualmente dicta sus propios talleres de escritura y publica notas sobre educación y novelas. Entre ellas, “Combi”, un relato en el que describe las historias de personajes que parecen bien distintos pero que, al fin de cuentas, tienen mucho en común.
Su obra narrativa y poética le valió premios en Argentina y otros países. Sus libros fueron traducidos al alemán, inglés e italiano. “La búsqueda del lenguaje” fue galardonado con el Premio al Mejor Libro de Educación 2010/2011, otorgado por la Fundación El Libro de Buenos Aires. “El sentido de la lectura” es su último trabajo.

Una nueva Feria del Libro
La 39na. edición de la Feria Internacional del Libro se realizará del 25 de abril al 13 de mayo en la Rural, en el barrio porteño de Palermo. Entre los muchos invitados internacionales estarán el Premio Nobel de Literatura John Maxwell Coetzee, Leonardo Padura, Javier Cercas, Arturo Pérez Reverte y Juan Villoro.
“Nuestro deseo es instalar la Feria a nivel internacional. De hecho, es una de las más grandes si se toma en cuenta la cantidad de público asistente, la duración y los metros cuadrados de exposición”, resume la Directora Ejecutiva de la Fundación El Libro, Gabriela Adamo, en diálogo con esta revista.
“Las provincias se han convertido en expositores cada vez más importantes. Es que cada una de ellas tiene muy bien desarrollada su industria cultural, algo que se ve en los stands. Este es un momento en el que cada provincia puede mostrar a sus representantes, ya que vienen compradores de otros países y del interior mismo de Argentina”, opina también.
Para Adamo “las provincias han desarrollado muy bien sus propias editoriales locales. Hay muchos ejemplos: Córdoba, Santa Fe, Mendoza y Salta son algunos. La Feria es un gran salto para muchas de ellas”.

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