Walk On The Wild Side
Todavía me pasa: cada vez que escucho el bajo con el que comienza Walk On The Wild Side me siento como arrodillado ante una de las canciones más hermosas. No se si el mundo se me detiene, pero hay cosas que quedan en segundo plano. Otras, dejan de importarme. Lou Reed habla, canta, recita. Me transporta. Detrás, aparece en el momento justo el coro que hace aún más linda esa canción y desaparece cuando tiene que desaparecer. Reed sigue mientras tanto en lo suyo y el bajo se muestra en el plano justo y necesario. Y el coro vuelve. Todo se complementa de manera maravillosa. Perfecta. O a mí me lo parece. Luego, el saxo. Reed susurra. Susurra una historia. Menciona a New York con su marginalidad. Así, en esos poco más de cuatro minutos que dura ese temazo todo se me vuelve sublime. Siento, como me pasa sólo con algunas otras canciones, que eso es de lo mejor que puede uno escuchar. Es entonces que vuelvo a sentir que la buena música es también un viaje del alma a través de los oíd