“LOS QUE MÁS HAN CUESTIONADO LOS NEGOCIOS DE LOS MEDIOS SON LOS QUE HICIERON EL MEJOR NEGOCIO”
El jefe de redacción de la
revista Noticias y autor de Periodistas en el barro (Sudamericana) habló con LA GACETA Literaria
sobre el proceso del libro en el que relata cuestiones profesionales (y no
tanto) de colegas como Jorge Lanata, Luis Majul y Jorge Rial. Cuenta cómo casi
se va a las manos con Víctor Hugo Morales y dice que el Gobierno construyó una
lógica que lo coloca siempre como víctima. La nota original fue publicada en http://www.lagaceta.com.ar/nota/580206/la-gaceta-literaria/que-mas-han-cuestionado-negocios-medios-son-hicieron-mejor-negocio.html
En Periodistas en el barro
(Sudamericana), Edi Zunino cuenta cómo se manejaron los periodistas más
conocidos del país en estos tiempos. Todo en el marco de una –para algunos
supuesta- división entre K y Anti K. En sus más de 400 páginas describe la
infancia de Daniel Hadad y llega hasta su apogeo y descenso. También da cuenta
de los orígenes de Jorge Rial en Munro –provincia de Buenos Aires- hasta llegar
a ser uno de los más influyentes hombres de los medios de comunicación. Su
pelea con Víctor Hugo Morales conforma uno de los momentos más atrapantes del
trabajo. También desfilan Horacio Verbitsky, Diego Gvirtz, Luis Majul, la ex
dupla Bonelli-Sylvestre y los denominados blogueros K. Queda para el final el
capítulo dedicado a Jorge Lanata, quien es, entre todos los periodistas
abordados, el que más divide las aguas.
-¿Por qué se produce la división
entre periodistas?
-Peleas entre periodistas hubo
siempre. Así como sospechas, zancadillas. Traté de, por lo menos, esbozar y
encontrar alguna respuesta acerca de si la división que hay es ideológica o si
la ideología fue la excusa para tantas cosas en los últimos años en la Argentina.
-¿Alguna conclusión?
- Las diferencias son más
exageradas que en otros tiempos. Se tomaron las vehemencias de los discursos
políticos de otras épocas. Los 70 fueron Patria o Muerte, Todo o Nada, Verdad o
Mentira, con la vida en juego. Esa no es la realidad actual. Se parece el
discurso, pero la realidad es otra. Eso es parte de esta nube de humo en que
nos embaucamos en estos años.
El puntapié
-Leyendo Periodistas en el barro,
queda la sensación de que uno de los momentos clave de la división es el de la
presentación del libro de Majul, cuando intervino Víctor Hugo Morales.
-Ese hecho tuvo un valor
fundacional, si se quiere. Démosle el marco: es un debate en el Congreso con
periodistas de primera línea para hablar de periodismo de investigación,
libertad de expresión y presentar un libro de Luis. Y termina en un tole tole
fenomenal, justo en los mismos días en que después de criticar con furia al
Kirchnerismo, tras un supuesto llamado de Néstor Kirchner en medio del
programa, Víctor Hugo Morales entra a esa conversación con una posición sobre
aquella compra de dólares por parte del ex presidente cuando había run run de
movida cambiaria y sale de esa charla arrepintiéndose de todo. Y se convierte
en uno de los referentes bienpensantes del Kirchnerismo. Víctor Hugo hace
pelota el trabajo de Majul dos días después de haberlo elogiado por radio. Fue
una bisagra en los términos en que se presentó públicamente esta cuestión. Pero
hay otras discusiones: periodistas independientes versus militantes,
Lanata-Verbitsky, el salto de Víctor Hugo al Kirchnerismo y el de Lanata a
Clarín.
-Uno de los momentos más tensos
que cuenta usted es cuando se sentó a conversar con Víctor Hugo, luego de que
él fuera tapa de Noticias.
-En el libro se relata la tensión
de la vivencia personal. A esa reunión fui a recomponer. Porque la intención de
la tapa, El relator del relato, no era romper. Y él lo tomó como una afrenta
imperdonable. Rechazó responder 15 preguntas que le mandamos. Fui a escuchar lo
que tenía para decir y no quiso decir cuando se le preguntó por escrito. No nos
agarramos a las piñas porque no quise. Fue con su hermano, que es tan grandote
como él y con quien tiene historias de agarrarse a las piñas juntos, espalda
con espalda. No era un reportaje, porque Víctor Hugo se negaba. Hizo irse al
fotógrafo, tal vez para que no quedara registrado lo que pudiese pasar. Con la
revista Noticias sobre la mesa del bar, subrayada, la tiró hacia atrás, en un
gesto que en cualquier circunstancia termina en que se acabó la conversación y
pasamos a otra cosa. “El reportaje lo manejo yo”, dijo. Y está grabado. Pero no
era un reportaje. En mi nota había errores estúpidos. Como que él no fumaba
habanos hacía un año y yo decía que sí. Dije que viajaba en primera clase y me
trajo un montón de tickets en los que demostraba que no. Si viaja en primera es
porque puede pagarse el boleto. Si algo no le falta es plata. Él se tomó de
esas cosas para elaborar un supuesto “manual de la mentira de Zunino” que
pasaron por 678 hasta el cansancio.
-¿Qué concluye de eso?
-Me sirvió para ver cómo funciona
la propaladora oficial. Qué papel juega Víctor Hugo a la mañana y cuál 678 al cierre
del día con un discurso que luego se reproduce en los programas de (Diego)
Gvirtz. No buscaban informar sino destrozarme a mí. El Gobierno pretende hacer
lo mismo que cuestiona: tomar el poder de los medios de comunicación.
-Justamente de Gvirtz usted
destaca una frase: “A la televisión no se le puede pedir moral”.
- Significa eso: la concepción de
una manera de ejercer el negocio televisivo. Nos acusan de hacer un negocio. Y
la verdad es que sí, el periodismo es un negocio. Está estructurado así. El
tema es hacerlo desde una honestidad, una ética. Con límites. Acá los que más
han cuestionado los negocios de los medios son los que hicieron el mejor
negocio. Las cuentas de Gvirtz fueron hechas públicas por orden de un juzgado y
no por decisión propia. Tiene contratos con la TV Pública desde 2008 o
2009. Preguntá en cualquier producción de cualquier programa similar cuánto
sale hacer un producto así, sin el beneficio de un canal y sin el beneficio de
que lo que te llevás te sirve para producir un programa en otro canal. Porque
TVR es igual a Duro de domar. Diego Gvirtz fue coherente: no se le puede pedir
moral, sino dinero. E hizo dinero cuestionando el dinero y con el bolsillo de
los contribuyentes. El Gobierno construyó una lógica bajo el lema de que es
siempre la víctima y que es atacado por monstruos de los que no puede
defenderse. Y tiene los grandes canales privados de la Capital Federal
menos el 13.
Lanata y Rial
-¿Cuántos enojos de colegas le
valió el libro?
- En un caso me llamaron para
cuestionarme que no lo haya consultado, en otro mi mala interpretación de los
acontecimientos. Lanata mandó alguna puteada. Sí, tuve reproches.
-¿No se habla con Lanata ahora?
-La relación con él nunca es
fácil. Hay una frase muy difundida en el gremio que se reduce a Lanata es
Lanata. Muchos lo toman como un justificativo de cualquier cosa que pueda venir
de su lado, para bien o para mal. Es un tipo de gran talento, de personalidad
fuerte, avasalladora, encantador en cuanto al ejercicio de su personaje. Pero
es muy pagado de sí mismo, muy egocéntrico, a veces queda al borde de actitudes
intolerantes. Le tengo mucha admiración. Es un personaje muy fuerte de la
política argentina. Lo veo como alguien con matices. A Jorge le gusta editar. Y
si lo editás sin pedirle permiso se enoja. Ya se desenojará y sabrá quién lo
quiere bien y quién no.
-¿Jorge Rial le contestó el
mensaje de texto al que alude en el libro?
-Rial es un personaje al que
describo con bastante detalle. Su crianza familiar y esa educación en la que el
sopapo y el manguerazo jugaban un papel importante. Jorge es un tipo, creo, con
un gran complejo de inferioridad. Se cree permanentemente observado por quienes
hacemos otro periodismo, pongámosle, “serio”. Siente que lo despreciamos. Y se
expone poco a la entrevista. Él se edita solo. Es el único caso en el mundo de
un editor que hizo una fotonovela en capítulos de su vida privada en su propia
revista. Se siente interpelado en las entrevistas, despreciado. Traté de que no
sintiera eso en el libro. Su papel en el último año fue muy importante: su
acercamiento con el Gobierno y el alejamiento de Lanata. Trabajaron juntos:
Lanata le dio trabajo. En el caso de ellos se ven todas las facetas que
estuvieron en juego de los periodistas, de los medios y del Gobierno en esta
película.
(c) LA GACETA
Perfil
Edi Zunino es jefe de redacción
Noticias. Hizo varias investigaciones periodísticas; entre ellas, una vinculada
al crimen del fotógrafo José Luis Cabezas. Su primer libro, publicado en 2009,
fue Patria o medios. La loca guerra de los Kirchner por el control de la
realidad.
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