UN LIBRO CON LA VOZ DE CERATI

Lejos de ser una biografía, Conversaciones íntimas (Planeta), de Gustavo Bove, describe al ex líder de Soda Stereo a través de sus propias palabras en entrevistas realizadas con el autor. En esta charla con Ciudad Equis, Bove habla acerca de los entretelones de esos encuentros plasmados en  tres etapas diferentes en la vida del cantante. La nota original, en La Voz del Interior, acá.


En el año 2000, cuando aún estaba fresca la despedida de Soda Stereo en un River colmado, Gustavo Cerati intentaba enterrar aquel “gracias totales” para pensar en Bocanada, el disco solista que acababa de sacar. Poco después, en 2002, ya afianzado como solista y con Siempre es hoy en las disquerías, continuaba en el intento de despegarse de aquel grupo. Y en 2006, con Ahí vamos en la calle, convivía con el fantasma de Soda agazapado para una reunión que celebrara los diez años de la separación. En esas tres etapas de su vida conversó con el periodista Gustavo Bove. Y esas charlas dieron forma a un libro que se iba a titular Corazón delator, primero, y Lago en el cielo, después, con el aval de Cerati. Pero su internación por el ACV sufrido en 2010 –que derivó en su muerte en septiembre pasado- cambió la dirección de los planes y fue Bove quien finalmente terminó el trabajo bajo un título más genérico: Conversaciones íntimas.
-Aclarás que Conversaciones íntimas no es una biografía sino un libro de entrevistas. Sin embargo, ¿coincidís en que muchas veces los reportajes refieren mejor a una persona?
-¡Por supuesto! En ocasiones las charlas dicen más de los entrevistados que esas típicas biografías lineales que a Gustavo no le gustaban. A él le encantaba conversar. Por eso se copó con la idea de hacer este libro, que en un principio se iba a llamar Corazón delator y después Lago en el cielo, ya cuando se encontraba en coma. Finalmente le puse Conversaciones íntimas. Pero las entrevistas están cruzadas por una fecha biológica. El gancho es que él hace reflexiones sobre Soda, Signos, comparar discos, hablar de Colores Santos y de otros temas. Entonces ahí es donde los diálogos tienen un carácter biográfico y pueden decir más que una biografía, porque además recogen su pensamiento más puro.
-¿Cómo se dieron estas conversaciones con Cerati?
-Teníamos una relación por afuera del laburo de periodista y estrella de rock. Pasábamos cumpleaños juntos, íbamos a conciertos, cenábamos, teníamos amigos en común. Y cuando hacíamos entrevistas, me decía cosas que enriquecían y se olvidaba de que había un grabador en el medio.
-¿Cuál fue la mejor pregunta que le hiciste y con qué respuesta de él te quedás?
-En la primera nota del libro le pregunto qué pasa por la cabeza de alguien que compone canciones tan desgarradas como No existes o Un millón de años luz, o que saca de la galera algo de una belleza increíble como “florecer mirándote a los ojos”. Y respuestas suyas… creo que me mataste. Me gustaban sus respuestas porque era muy concreto en el pensamiento. Sabía muy bien lo que quería decir. No se iba por las ramas. Era directo. Cuando no le gustaba algo, lo decía. Él dice en el libro que no es careta. No jugaba con la hipocresía cuando, por ejemplo, no le gustaba una banda. Iba y lo decía.
-¿Cuántas veces lo entrevistaste?
-Debo tener grabadas una docena de notas desde los 80. La primera no la tengo, porque fue en casete, y la cinta con el tiempo se desmagnetiza y se escuchan en el lado A las voces del lado B y viceversa. Esa primera nota fue antes de Signos, en el 86. Ojalá pudiera rescatarla. Ahí me habló de cómo hizo Signos, de esa noche en que escribió el 90 por ciento de las letras, porque tenía la música terminada y había que entregar el disco. Y ahí hay letras bellísimas, con imágenes increíbles: la misma Signos, Prófugos, Final caja negra, No existes, donde canta “deslizaré mi puño por tu espalda”. ¡Y fueron escritas en una noche! Ese disco es sin dudas uno de los mejores de Soda.
-Ahí llega la consagración, que se confirma con Ruido Blanco.
-Que es la presentación de los primeros tres discos de la banda. Luego viene Doble vida, que para mi es el más flojo, con un sonido que no me termina de convencer, pero tiene algunas de las mejores canciones de Gustavo, como Corazón delator, En la ciudad de la furia, Terapia de amor intensiva. Y después Canción animal y Dynamo, un gran disco, que no fue del todo entendido y que replicaba la movida sónica de Inglaterra de ese momento.
-¿Qué canción creés que identifica más a Gustavo?
-En remolinos o Lago en el cielo: “El tiempo es arena en mis manos…”. Habría que ver también por épocas. Pero te diría que esas dos, definitivamente.
-En la introducción de Conversaciones íntimas, Richard Coleman escribe que nunca imaginó a Gustavo como solista. Y vos decís que si.
-En ese punto disiento con Richard. Para mi, Gustavo siempre fue un solista. A él le gustaba mucho trabajar con gente, aunque tenía el potencial individualista. Además era un compositor de canciones. Fijáte que en el medio de Soda Stereo toca con Fricción, en los 90 hace Colores santos y así un montón de cosas paralelas. Le gustaba intercambiar información con otros músicos. Incluso de solista siempre tuvieron amplia participación sus bandas en el armado de los discos.
-Antes, cuando hablabas de sus letras, recordé que en el libro destacás que en ese campo está a la altura de Spinetta, Nebbia y Charly García.
-Aunque ha compuesto las mejores letras del rock argentino, no se sentía seguro como compositor, escritor, poeta, y llamaba a gente para que lo ayude en ese terreno. Hizo letras con Coleman, Melero… Y, si, está a la altura de Spinetta, Nebbia y García. Chequeá la historia desde mediados de los 80 del rock argentino: cada disco de Soda o de Gustavo tiene dos o tres canciones clásicas. Pocos artistas han aportado tanto al cancionero argentino o latino. ¿Qué otro artista aportó tanto? No vas a encontrar muchos. Mateos en los 80, Calamaro en los 90. ¿Pero tan seguido como Gustavo? Pocos artistas han sostenido una trayectoria como la de él, con una gran calidad compositiva que cruza a Los Gatos con Pescado Rabioso, al Spinetta de Almendra, a Charly. Y además tiene una voz muy seductora. “Gracias por venir” es una frase común, pero puesta en la boca de Gustavo suena como de otra galaxia. Y si eso lo contaba otra banda u otro artista no pasaba nada. Es el único que se puede sentar a la mesa de esos tres grandes. Ninguno más. Y esto lo digo casi objetivamente.
-Me gustó ese detalle que hacés del “gracias totales” tan célebre.
-Él mismo dice que es para toda la gente que lo ayudó en los tiempos de Soda. Iba a nombrar a muchos de quienes los acompañaron en esos años y como se dio cuenta de que eran tantos le salió definirlo así, con el “gracias totales”.
-También te cuenta que hay dos cosas que lo cansaban: que le hablen del regreso de Soda Stereo y de su supuesto enfrentamiento con Los Redonditos de Ricota.
-Eran sus puntos débiles. No tenía mucha exposición en la prensa, pero cuando sacaba un disco y daba notas, la pregunta obligada era Soda Stereo. No quería ni mencionar el tema, porque le daba por las pelotas, pero con el tiempo se fue acostumbrando. De hecho, en sus recitales tocaba pocas canciones de Soda. No era como el Indio Solari, que en un show de dos horas hace una hora y media con temas de Los Redonditos. En la última parte del libro a Gustavo se lo nota más en carne viva, porque fue en 2006 y al año siguiente se cumplían los diez años de la separación de Soda. Él decía, de todos modos, que iba a ser un Soda Stereo toda la vida. No lo hacía públicamente, pero con íntimos siempre hablaba de Soda. Su miedo era que la gente creyera que especulaba con Soda, que se apoyaba en ese grupo para realizar su carrera solista.
-¿Qué pensás que se perdió con su fallecimiento?
-Se cerró una etapa del rock argentino: en poco tiempo murieron Spinetta, Gustavo. Gente que componía canciones increíbles. ¿Quién las va a componer ahora? ¿Quién puede sostener esa mochila? Son dos personas que se extrañan. Podemos hablar de si sus discos gustaban o no, pero era gente que estaba siempre en proyectos, que tocaba en vivo. El rock hispano parlante perdió a un genio, a un tipo iluminado, al compositor de la banda de sonido de la música en español de los últimos treinta años. Con eso digo todo.

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SOBRE “CERATI - CONVERSACIONES ÍNTIMAS”
Cerati – Conversaciones íntimas (Planeta), del periodista Gustavo Bove, es un libro centrado en la voz del líder de Soda Stereo, ya que lejos de ser una clásica biografía pretende (y logra) ilustrarlo a través de tres entrevistas realizadas en los años 2000, 2002 y 2006. Son 140 páginas, entre las que asoman unas buenas fotografías del cantante que aportan para que el producto final resulte más interesante.
Bove cuenta que este trabajo fue planeado por ambos, aprovechando la relación que habían entablado desde mediados de los 80, momento en que el grupo se convirtió en el máximo referente del rock nacional, y que continuó con Cerati como solista. La idea era dar forma a un libro basado en entrevistas periodísticas que hicieron entre ellos. Sin embargo, el objetivo fue interrumpido a raíz del ACV que sufrió el músico durante una gira en Caracas en 2010 y que derivó en su muerte, en septiembre del año pasado. Luego Bove lo retomó.
Lo atractivo de este libro es, justamente, que se traza un perfil de Cerati desde su propia voz. En estas conversaciones íntimas, el músico habla de un eventual regreso de Soda Stereo, como cuando dice que “la verdad es que tres tipos que hicieron muchas cosas juntos y se encuentran dentro de veinte años… No se qué sentido tiene. Generalmente son muy patéticas esas cosas”. Se pinta a sí mismo cuando confiesa que “el mayor conflicto que tengo conmigo es la vagancia” o cuando intenta alejarse de lo nostálgico al sostener que “nadie puede volver atrás. Además, no tiene sentido hacerlo, por más que haya nostalgia. Pero, lo que sí podés hacer es sacarte todo eso que te adheriste en el camino. Además, cuando seguís cargando cosas, el camino empieza a ser poco disfrutable”.
“Con los años y con el tiempo, uno se va dando cuenta de que no es necesario cagarse la vida para hacer arte”, responde ante la imagen del artista torturado. Y suelta, cuando se le refiere a su supuesto enfrentamiento con la ex banda del Indio Solari: “¡Ya estoy harto de que me pregunten por Los Redonditos de Ricota (…). No tengo problemas con ellos. Nunca los tuve ni los voy a tener. Encima, ponen en mi una cuestión futbolera cuando, en realidad, ni me gusta el fútbol”.
“Ahora saldrán muchos libros sobre Gustavo” –comenta Bove al terminar esta charla con Ciudad Equis-. Pero el único que va a tener el pensamiento y la palabra suya es este. Por dos razones: primero y principal porque era el libro que él quería hacer; y segundo, porque si bien su música sigue viva, ya está, no podrá hablar más”.

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