HISTORIAS DEL UNDER

Este libro propone un viaje hacia un tiempo mítico como el de la movida cultural en el Buenos Aires de los 80. El comentario fue publicado en La Voz del Interior.


“El under surge de que la gente que realmente quería hacer otra cosa y no encontraba su lugar, de pronto se encontraba en un sótano. Allí sentían que podían expresarse como quisieran, usar la ropa que les gustara. De todo ese hacer lo que a uno se le canta salen las mejores cosas”. La frase es de Humberto Tortonese, uno de los personajes más reconocidos de la movida under del Buenos Aires de los 80. Está en el libro Historias del Under (Reservor Books), de Fernando Noy. Vendría a ser la versión gráfica de un programa que, bajo el mismo título, se emitía en Canal á hace casi diez años.
Estas páginas son un recorrido por ese otro lado de la cultura que con el tiempo se volvió mítico. Desfilan en estas líneas lugares emblemáticos como Cemento, el Parakultural, Café Einstein, El vitral y La esquina del sol, entre muchísimos otros. También personajes por doquier, como Omar Chabán y Katja Aleman, Vivi Tellas, Divina Gloria y Claudia con K. Propuestas teatrales totalmente innovadoras entonces, como las que realizaban El clú del claun, La organización negra, Las gambas al ajillo y las Bay biscuits. Y periodistas de aquella movida, tales como Tom Luppo, Douglas Vinci, Laura Ramos y  Enrique Symms. No faltan grupos de rock y músicos: Luca Prodan, Willy Crook, Patricio Rey y los Redonditos de Ricota, Daniel Melingo, Virus, Horacio Fontova, Hilda Lizarazu, Los Twist, Soda Stéreo y hasta Miguel Abuelo, Luis Alberto Spinetta y Charly García.
Pero hay cuatro personajes que se llevan el protagonismo a lo largo de la lectura. Son el mismo Noy, el ya mencionado Tortonese y Alejandro Urdapilleta y Batato Barea. Es que tal vez en estos últimos se pueda sintetizar lo que fue aquella movida entonces original y ahora inolvidable. Porque se habla de un movimiento (si se puede calificar así) que fue la base para lo que se desplegó desde el punto de vista artístico. De allí surgieron muchos de los que hicieron historia y la siguen haciendo. Fueron, de alguna manera, el punto de partida.
Aquella década –que en lo artístico pareció comenzar en el 82 y terminar en el 92- fue la del grito que se necesitaba pegar tras los años oscuros de la dictadura militar. Tal vez quien mejor la define es Douglas Vinci. Dice: “En los 80 todo era más visible porque durante diez años hubo oscuridad. Entonces, cuando se prendió la luz, se vio todo de golpe”.
Está buenísimo que sean los protagonistas quienes describan aquellos tiempos. A veces para reafirmar hechos y otras para desterrar creencias. Historias del under es un buen material para recordar, sobre todo quienes hoy pasamos los 40 años de edad; pero es también una forma de conocer eso que marcó a fuego a una década cultural muy fuerte. Y una época marcada por la libertad del artista.

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