"UNA FORMA DE DARLE HISTORIA A MI FAMILIA"
La escritora chilena Carla Guelfenbein ganó el Premio
Alfaguara con la novela Contigo en la distancia. Amores y enigmas se entrelazan
en torno a la figura de Clarice Lispector, que inspiró a la protagonista. La entrevista original, acá.
“Suspenso literario” fue el veredicto en el que coincidieron
los integrantes del jurado que le otorgó el Premio Alfaguara 2015 a la escritora chilena
Carla Guelfenbein, por su novela Contigo en la distancia. Se enteró de la
noticia por un llamado que le hizo a su casa, a las 6 de la mañana, su colega
español Javier Cercas. Desde entonces no deja de sentir alegría. La premiación
le ha dado un espaldarazo más que importante a quien después de sus 40 años se
animó a incursionar en la escritura y dejar atrás sus trabajos de diseñadora.
Inquieta, se describe como alguien que no puede quedarse
mucho tiempo en un mismo lugar, en todo sentido. Por ejemplo, cuando se dio
esta conversación, estaba dejando Buenos Aires. La esperaban más ciudades
americanas. Siempre buscando nuevos puertos, ya piensa en su próxima novela.
Otra vez tendrá al misterio del comportamiento humano como eje de su escritura.
De eso también trata la siguiente charla.
–¿Qué le significa “Contigo a la distancia” respecto de sus
otros libros?
–Contigo en la distancia es de alguna forma una continuidad
con respecto a mis anteriores novelas. Aquí, como en las otras, mis
preocupaciones giran en torno a las relaciones humanas, a aquello que no se ve.
Aquello que queda en el silencio, ya sea por temor, por ignorancia, o por la
distancia emocional que muchas veces se instaura entre los seres que se
quieren.
–¿Qué le suma el Premio Alfaguara a su trayectoria?
–Además del prestigio que otorga, es una oportunidad para
establecer un diálogo muchísimo más amplio con lectores que de otra forma nunca
hubiesen leído mi obra.
–En una entrevista opinó que el Alfaguara es uno de los
pocos premios “limpios”. ¿Qué son, entonces, los premios literarios para usted?
–Es evidente que ciertos premios tienen más prestigio que
otros. Y ciertamente este es uno de los más prestigiosos del habla hispana.
–¿Qué significa la escritora brasilera Clarice Lispector
para usted, y por qué decidió homenajearla en esta novela?
–Comencé a leerla cuando tenía 20 años, y desde entonces sus
letras me han acompañado e inspirado. Pero no fue hasta hace algunos años,
cuando leí la biografía que escribió Benjamín Moser, que sentí la necesidad de
crear un personaje que estuviera inspirado en ella. En su biografía descubrí
que había muchos aspectos de su historia que coincidían con la historia de mi
familia. Sus padres y mis abuelos habían huido de los pogromos en Ucrania, más
o menos en las mismas fechas, y habían ido a recalar a un continente nuevo. Sus
padres a Brasil, y mis abuelos a Chile. El sino que marcó la vida de sus padres
y luego la suya, no es muy diferente al que nos marcó a nosotros. Mis padres,
así como Clarice, hicieron lo posible por sentirse parte de ese mundo nuevo, y
si ello implicaba olvidar la barbarie, la persecución, y el dolor de sus
padres, estaban dispuestos a hacerlo. Es lo que hizo Clarice, y es lo que
hicieron mis padres. Contigo en la distancia, además de muchas otras cosas, es
una forma de darle una historia a mi familia. Una historia que quedó en el
silencio.
–La novela tiene un fuerte halo de misterio. ¿Cómo fue
llevando la dicotomía misterio-ansiedad durante la escritura de la historia?
–Cada historia tiene su propia forma, y el desafío está en
encontrarla. El tiempo, en una historia, es un elemento esencial. Y ese tiempo
está dado por los detalles que lo componen. Un misterio llega a constituirse
como tal, justamente cuando se respeta ese tiempo, cuando los detalles tienen
espacio en la narración para transformarse en una parte esencial de esta.
–No hace mucho, en un reportaje, dijo que la envidia es muy
común entre los escritores pero que nadie quiere hablar del tema. ¿Por qué?
–Porque es feo. Porque el narrador, de alguna forma, al
construir historias y manejar a sus personajes en un mundo que él o ella ha construido,
tiene la pretensión de transformarse en un dios. Y dejando fuera a los griegos,
los dioses no sienten envidia. En su estatus auto impuesto de dios. ¿Cómo
podría entonces un narrador o poeta sentir envidia?
–¿Cómo es posible que una persona que está en coma, como
ocurre en la novela, pueda tener tanta incidencia en quienes se encuentran bien
de salud?
–La muerte de un ser querido es sin duda una de las
circunstancias más devastadoras que puede tener un ser humano. El estado de
coma es una suerte de vida suspendida, que emula a la muerte. Y que también
deja a quienes la presencian suspendidos en un estado particular, que induce a
la introspección, a la memoria, a la recapitulación.
–Fue Javier Cercas quien la llamó para contarle que era la
ganadora del premio. ¿Qué sintió en ese momento?
–Una profunda sensación de felicidad. Una felicidad que aún
por momentos me embarga, al recordar los instantes en que supe la gran noticia.
–¿Cuál fue el comentario que más la marcó sobre “Contigo a
la distancia”?
–Me gustó mucho lo que dijo Héctor Abad Faciolince, uno de
los miembros del jurado el día de la premiación. Él dijo que el mayor pecado de
Vera Sigall, la protagonista de la novela, era ser más inteligente que los
demás.
–A lo largo de la novela invita al lector a pensar, a
reflexionar. ¿Eso fue adrede o simplemente se fue dando?
–Una narración funciona a varios niveles. Siempre he
imaginado una historia como una suerte de río, en cuya superficie el agua corre
rauda hacia el mar, pero que bajo esta corriente, se mueven otros estratos. A
primera vista estos estratos no son visibles, a menos que el observante se
sumerja en él. En una narración, estos estratos son las múltiples lecturas y
significados que los personajes le van dando a los diferentes aspectos de la
vida. Sin ellos, la narración se vuelve una simple anécdota, como un río que
carece de fondo se vuelve apenas un riachuelo.
–¿En qué personaje, pensamientos o momentos de la novela,
aparece más usted, de manera desnuda, sin eufemismos?
–Como dijo Flaubert:
“Madame Bovary c’est mois”. Estoy en todos los personajes y a la vez en
ninguno.
–¿Qué historia le gustaría contar en un futuro, y por qué?
–Estoy escribiendo sobre cuatro chicos que se encuentran en
un hospital psiquiátrico. Porque siempre me ha interesado ese límite que
establece el mundo entre la cordura y la locura, entre el comportamiento
“normal” y el “anormal” y cómo, con estas normas, del todo arbitrarias, se
mueren grandes sueños, grandes aspiraciones, que hubiesen podido cambiar el
mundo.
–¿En qué invierte su dinero un escritor que gana un premio
de 175 mil dólares?
–Los escritores no tenemos sueldo fijo ni pensiones.
Perfil
Carla Guelfenbein nació en Chile y en 1976, tras el golpe
militar, debió exiliarse en Inglaterra junto con su familia. Trabajó como
diseñadora en agencias de publicidad. Su pasión por la escritura y la lectura,
contó alguna vez, se la debe a su madre. Recién a los 40 años publicó su
primera novela, El revés del alma. Luego, La mujer de mi vida, El resto es
silencio, Nadar desnudas y Contigo en la distancia. Para definirse a sí misma,
le dice a Ciudad X: “Soy una mujer apasionada”.
Comentarios