Seis años
Son las seis de la tarde del
lunes 19 de marzo. Desde hace un par de horas el cielo anuncia que se caerá en
pedazos, casi como lo había anticipado el Servicio Meteorológico esta mañana.
Estoy en un piso 12 de Buenos Aires, escribiendo una entrevista contra reloj.
Siempre termino apurado por los cierres. Pero esta vez un par de palabras, que
en realidad son sentimientos, se mueven adentro mío. No quieren salir para la
nota que tengo que entregar, sino que pululan, molestan, inquietan, recuerdan,
melancolizan. No hay nada peor que una tarde de lluvia para dejarse ganar por
la melancolía.
Donde vive, a 250 kilómetros de
este piso 12, mi hijo, Santiago, empieza a esta hora a festejar sus seis años.
Ahora que pasaron unos minutos de las 18, no tengo más conexión con él que la
de la imaginación. Lo imagino, entonces, corriendo entre los inflables del
pelotero del pueblo en el que vive. Junto a él, un puñado de chicos y chicas.
Algunos de ellos, en un tiempo, serán sus mejores amigos. Tal vez alguna de
ellas, su novia. Hace más de una semana que no lo veo. Cada quince días viajo y
me quedo en un hotel para verlo crecer a cuentagotas. Cada sábado le llevo su
sándwich de jamón, que siempre me pide, y se lo tuesto gracias a uno de los
pocos enchufes a 220 que tiene la habitación. Siempre le pregunto si le quiere
poner queso y cada vez me dice que no, que con jamón solo. Lo come mientras
mira la tele, después de hacer zapping por el Mundo Cartoon, el DiscoveryKids y
el Disney Channel, entre otros canales que le gustan. Todos esos sábados busca
a los PowerRangers. Como no los encontramos, se conforma con un Ben 10 o un
Phineas y Ferb.
El sábado anterior no miró tanta
tele. Más bien dibujó. Le llevo marcadores y lápices y crayones y un cuaderno
enorme en el que hacemos dibujos juntos. He llegado a estar cuatro horas
seguidas haciendo dibujos con él. Hicimos desde un DarthVader hasta el coche de
Cars o la pista de autos en la que siempre gana su Ferrari. La última vez le
propuse ir al cine pero no quiso. Prefirió quedarse a dibujar. Esa noche
comimos una milanesa con papas fritas del bar de abajo y después nos fuimos a
dormir. A la mañana le hice el desayuno de cada domingo en que estamos juntos:
Cepita de naranja y zucaritas. Comió bastantes. Después, mucho después, almorzó
una hamburguesa que tanto le gusta: con lechuga y tomate. Y de postre pidió
helado pero se comió una golosina.
Santiago no suele hablar por
teléfono. No quiere. Hace poco le pregunté por qué y me dijo que no le gusta,
que prefiere verme. Y cuando me ve, la sonrisa que me muestra me puede. Se ríe
con unas ganas locas y se cuelga de mí en un abrazo interminable. Hace un
tiempo anda más suelto y me dice que me quiere, que me quiere mucho. Varias
veces me lo dice. Y me abraza, así, sin más, de la nada. No hay momento más
sublime que ése.
Esta es la primeravez en la que
no lo veré para su cumpleaños. El año pasado la visita fue corta, pero lo ví.
Llegué al mediodía y pude darle el metegol más parecido al que me pidió. Hace
poco me dijo que se le rompió. Primero una fila de jugadores, después las
demás.
Esta madrugada, cuando encendí la
computadora, me cayó una serie de mensajes escritos por él –supongo que con
ayuda de su hermana- ayer, domingo:
SANTIAGO dijo (ayer a las 12:11
p.m.):
Hola Papa
Estoy en mundo gaturro papa
te quiero mucho papa
SANTIAGO dijo (ayer a las 12:12
p.m.):
mañana es mi cumpleaños
que me vas a regalar?
SANTIAGO dijo (ayer a las 12:14
p.m.):
me voy a ganar un pasaporte con
el yogurisimo de gaturro
y mama me va a comprar pasaporte
SANTIAGO dijo (ayer a las 12:32
p.m.):
Alejandro Duchini dijo (05:53 a.m.):
FELIZ CUMPLE CAMPEÓN!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
TE QUIERO MUCHO
HOY TE VOY A LLAMAR
PASALA LINDO EN LA FIESTA: JUGÁ DIVERTITE,
REÍTE.
DESPUÉS VAMOS A HABLAR
EL SÁBADO TE VOY A LLEVAR UN REGALO, PERO
TODAVÍA NO TE VOY A DECIR QUÉ ES...
PORQUE SERÁ UNA SORPRESA
Alejandro Duchini dijo (05:54 a.m.):
ES UNA ALEGRÍA LEER TU MENSAJE!
TE QUIERO MUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUCHO
Alejandro Duchini dijo (05:55 a.m.):
CÓMO TE FUE CON GATURRO?; DESPUES CONTAME
Y CONTAME DEL PASAPORTE CON YOGURISIMO DE
GATURRRO
TE ACORDÁS DE CUANDO FUIMOS AL TEATRO,
LUDMILA, VOS Y YO, A VER A GATURRO?
La mayoría de las veces lo lleno
de preguntas, aunque sé que casi todas ellas jamás serán respondidas. Igual,
pregunto. Tengo una verborragia sentimental que me lleva a hacerlo así.
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