LA HISTORIA DE PELÍCULA QUE JAVIER SAVIOLA HIZO REALIDAD
(Por Alejandro Duchini. En Twitter, @aleduchini)
El actual futbolista del Málaga de España comenzó a jugar en el Club
Parque, en Villa Urquiza. Luego, mientras triunfaba en Europa, el club comenzó
una decadencia que parecía sin fondo. Entonces él hizo los aportes económicos
necesarios para que se recupere. Y hoy la entidad se vuelve a afianzar como
semillero de cientos de pibes.
“Este arco era el que tenía la
cancha, antes, cuando Javier jugaba a la pelota acá. Lo dejamos guardado en
este rincón. Es como una reliquia para nosotros. Y mirá estas fotos, que las
enmarcamos. ¿Viste qué grandes que son? Allá arriba están las camisetas de los
clubes en los que jugó Javier, también enmarcadas: River, Barcelona, Mónaco,
Sevilla, Real Madrid, Benfica y Málaga; además, ahí, la de la Selección”. Javier es
Javier Saviola. La visita guiada por el pasado de este futbolista todavía en
actividad se hace en la
Asociación de Fomento Parque Chas, donde su presidente,
Roberto Colonna, muestra el orgullo de una comunidad. Está ubicada en el barrio
de Villa Urquiza. Allí “el Conejo”, tal como se lo apoda, jugó cuando era muy
pibe. Luego, a sus 16 años, debutó en la Primera de River. Fue ante Gimnasia y Esgrima, en
la provincia de Jujuy. Aquel partido del 10 de octubre de 1998 terminó 2 a 2. Pero lo que importa
ahora es que el segundo gol “millonario” lo hizo ese chico que no podía creer que
jugaba en una cancha de las de verdad. Al año siguiente fue campeón con el
equipo de Núñez. A fuerza de goles y buen juego se consolidó como una de las
más grandes promesas de nuestro fútbol. Tanto, que llegó a Europa y a la Selección. Pero
jamás olvidó a su primer gran club; ese mismo que tampoco lo olvida a él.
Parque Chass, que armaba los
mejores equipos de las categorías infantiles, fue decayendo a comienzos de los
2000. Los socios se iban, el dinero escaseaba y las instalaciones se caían a
pedazos. “Éramos los pordioseros del fútbol infantil”, recuerda Colonna al
hablar de aquellos tiempos en que para jugar debían alquilar las canchas de
otros clubes de la zona. El pasado empezaba a doler por ya no ser y el futuro
era negro. Años después la situación se había vuelto insostenible. Hasta que
Javier Saviola se enteró de cómo venía la mano y decidió colaborar
económicamente a través de la firma Professional Team. Hoy nadie habla de
cifras. En el club dicen que eso es lo de menos.
Sí, hablan, en cambio, de las
similitudes de esta historia con la recordada película de Juan José Campanella
y Ricardo Darín, “Luna de Avellaneda”. Los dirigentes también recuerdan que una
vez el director y el actor se comunicaron con el jugador para agradecerle el
gesto de evitar la desaparición del lugar.
Lo concreto es que Parque Chas revivió.
La cancha que se llena cuando hay partidos se llama “Estadio Javier Saviola”; y
una de las tribunas recuerda a su padre, Roberto ‘Cacho’ Saviola, fallecido en
agosto de 2001. Su temprana muerte es todavía una herida que no cicatriza.
“El papá había dicho que iba a
colaborar cuando a Javier lo vendieran. Y Javier vino y dijo que iba a cumplir
la palabra de su padre. Empezamos a trabajar con todo y mirá qué lindo que
quedó”, muestra Colonna, máxima autoridad del club desde hace siete años.
TE IRÁS A EUROPA Y SERÉ TUS OJOS
“Soy los ojos de Javier, acá, en
el club. Sería el nexo entre el club y él”, dice Alejandro Corrales, ex arquero
de Parque Chas. Saviola y él se conocieron jugando al fútbol, cuando eran muy
chicos. Desde entonces, no dejaron de ser amigos. “Iniciamos juntos la etapa de
baby, por el año 1990. Pero nos conocimos antes, a los 3 años. Íbamos al mismo
jardín y nuestros padres entablaron una amistad. No nos separamos nunca”,
recuerda. A punto tal que lo considera “un hermano de la vida”. Y para aclarar
semejante expresión, justifica: “Ambos somos hijos únicos y nos criamos a la
par para todo. Forjamos una amistad o hermandad que ni el paso del tiempo ni la
distancia pudo deshacer. Yo lo quiero y lo admiro muchísimo, tanto en su faceta
de jugador como en la de persona”.
“Conocí a Javier en el año 91,
cuando tenía apenas 10 años. Había que armar la categoría 81 del fútbol
infantil de River. Era la que no competía oficialmente. Otros técnicos me
habían hablado de él, de lo buen jugador que era. Y después lo comprobé yo
mismo”. El recuerdo es de Gabriel Rodríguez, el técnico que se jacta de haberlo
descubierto. Rodríguez fue coordinador de inferiores de River y de San Lorenzo.
Además es el presidente del Departamento de Fútbol de Parque Chas. “Empezamos
como un club de barrio y hoy somos una potencia”, dice; y recuerda: “Esto es
bien de familia. A sus 87 años, mi papá, Enrique, es el vicepresidente. Él armó
todo esto junto con Cacho, el padre de Javier. Siempre soñaron con armar algo
así”.
Cuando dice “así” se refiere a
cómo quedó el complejo. De no tener ni planos se pasó a lo que se define como
“un club modelo”. El piso de la cancha es óptimo. El lugar fue cerrado sistemáticamente
para evitar ruidos molestos a los vecinos. Con ellos, justamente, se pudo
revertir la situación. La gran mayoría pasó de la queja permanente al apoyo. Los
socios tienen la cuota al día y disfrutan de un gimnasio al que próximamente se
le dará más espacio. Hay también un bar que se llena de futboleros cuando
transmiten los partidos, sobre todo los fines de semana. Eso también lo van a
agrandar. Las enormes pantallas lcd seducen.
“Hoy tenemos acá a hijos y nietos
de muchos ex jugadores”, cuenta Colonna, mientras continúa con su muestra de
las instalaciones. “Todo esto lo hacemos ad honorem, por amor al club. No es
sencillo. Yo empecé a venir porque mi hijo, Maximiliano, que tiene 21 años,
quería jugar a la pelota. Me empecé a sentir cómodo, me hice delegado de la
escuela de fútbol y después me eligieron presidente”, explica este hombre que
trabaja como gerente de una empresa de adhesivos. Durante el paseo por Parque
Chas, no dejará de describir ni mostrar cada rincón. Siempre con pasión.
Muestra unos vestuarios que “son de primera categoría”, según acota. Sus
razones –y los detalles- saltan a la vista.
CON LA SONRISA CLAVADA
EN LA CARA
Parque Chas se mantiene ahora
gracias al aporte de los socios y de una escuela de fútbol a la que asisten
aproximadamente 200 chicos. La idea es ampliarla. También se pondrá publicidad
para generar más ingresos. Cada vez que hay partido, el lugar es una fiesta. Pero
nunca el clima es tan festivo como cuando Javier Saviola viene en persona. Eso
ocurre dos veces al año. Y en el complejo, cuentan, “no cabe ni un alfiler”. Su
único pedido es que se junten sus ex compañeros de equipo para jugar un rato. “Cada
vez que viene siento una alegría inmensa. Es más, siempre le digo a Javi
‘jugamos una hora y en esa hora no se te borra la sonrisa de tu cara... ’. Si
lo veo feliz, suficiente. Significa que estamos haciendo las cosas muy bien”,
comenta Corrales. Y continúa: “Javier quiere con locura al club. Nunca deja de
preguntar por los resultados y cómo andamos con los chicos, para que no les
falte nada. Debería ser un ejemplo para toda la sociedad y merece, a mi
entender, un reconocimiento enorme de parte de todos”.
“Siempre preguntaba en qué podía
ayudar. Pero nunca esperamos semejante ayuda. Fue una decisión de él, en un
viaje que hizo a Buenos Aires a mitad de un año. Me dijo que quería hablar
conmigo y me preguntó en qué se podía ayudar a la sociedad de fomento. ‘Hoy lo
puedo hacer y me gustaría que el club siga siendo importante’, me comentó. Ahí
empezamos. Tuvimos el lugar parado casi tres años y lo reabrimos en (23 de) junio
de 2011”,
recuerda Rodríguez. “Ojalá que muchos ayuden porque los clubes de barrio están
deteriorados por la falta de colaboración y de gente. Un club sirve para sacar
a los chicos de la calle y darles un lugar de pertenencia. Además, en un club
se pasan los mejores momentos de la infancia”, dice luego.
Sobre elogios, el mismo Rodríguez
describe a Saviola como “un pibe que nunca perdió su humildad ni su sencillez;
que viene y se saca fotos y se abraza con los chicos. Y para él, Parque Chas
significa muchísimo. Siempre lo recuerda y hasta lo menciona en Europa. Es
insólito que alguien lo nombre internacionalmente. Es que este lugar fue su
casa. Fijáte que cuando habla de grandes partidos y de sus mejores goles,
muchos de los que recuerda son los que hizo en esta cancha. Sobre todo contra
Social Parque, que es nuestro clásico rival”. Más directo, Colonna lo sugiere
como “un tipo muy simple. Lo ves a Javier y es un chico grande, de otro planeta”.
Y ya desde la vereda de la emotividad, agrega Corrales: “El gesto que tuvo con
el club demuestra claramente lo que es como persona: humilde, desinteresado,
siempre más preocupado por los demás que por él mismo. Es una persona que ama a
su familia, un pibe de barrio, pero de los de verdad”.
“Hoy buscamos que los chicos se
diviertan cuando vienen. Muchas veces los padres los presionan, les gritan.
Hablamos con ellos para que tengan claro que acá los chicos vienen para crecer
no sólo como jugadores sino como personas. Inclusive pedimos libretas de
calificaciones escolares. Si al final llega uno de cada 100 mil, entonces es
claro que lo importante es lo humano”, opina Colonna.
Esta noche, mientras hacemos la
recorrida por el Parque Chas, en la cancha un grupo de diez jugadores de más de
treinta años juega al fútbol. Corren como pibes y muestran un entusiasmo a
prueba de previas jornadas laborales y del calor de una Buenos Aires a más de
30 grados. Colonna, que nos acaba de mostrar cómo se ve el partido desde lo más
alto de la “Tribuna Roberto Cacho Saviola”, mira la hora y dice: “¿Viste qué
tarde que se nos hizo? Nosotros, los dirigentes, somos gente rara. Hay que
tener mucho sentimiento para estar acá. Si yo tendría que estar en mi casa...
pero el resultado es positivo por donde lo mires”.
Alejandro Duchini
Un gran listado de jugadores
En un rincón de la Asociación de Fomento
Parque Chas, fotos, pósters y camisetas recuerdan a jugadores de Primera que
hicieron sus primeros goles en esta cancha. Es que Gabriel Rodríguez, el
entrenador que “descubrió” a Javier Saviola, hizo lo mismo con otros conocidos
de nuestro fútbol, como Walter Acevedo, Leonardo Astrada, Juan José Borrelli, Darío
y Jonathan Bottinelli, Diego Cagna, Diego, Hernán Crespo, Andrés D’Alessandro,
Gabriel Funes Mori, Ezequiel Lavezzi, Leandro Romagnoli, y Pablo Zabaleta.
El club fue fundado el 24 de
febrero de 1929, en la vieja calle Roma (hoy Tréveris, también en Villa Urquiza).
En 1942 se trasladó a Bauness 1486, donde funciona en la actualidad. Sus luces
azules y blancas lo distinguen del resto de las casas bajas de una zona porteña
que aún conserva rasgos de una Buenos Aires de antaño.
Tras el período de decadencia,
desde 2010 a
mediados de 2011 se lo debió “refundar”, como dicen sus dirigentes. Hoy cuenta
con capacidad para 300 personas y hay expectativas concretas como para seguir mejorando
su infraestructura.
Saviola, sus equipos y su amor
Javier Pedro Saviola Fernández nació
el 11 de diciembre de 1981. Actualmente juega en el Málaga, de España. Si bien
su carrera la inició en el fútbol infantil de la Asociación de Fomento
Parque Chas, su debut en el fútbol grande fue con la camiseta de River, en
1998. Desde entonces, se convirtió en una de las mejores figuras de los últimos
años de la institución, donde aún hoy se lo recuerda con enorme cariño. Del
club de Núñez pasó, con sólo 19 años, al Barcelona español. Luego al Mónaco
(Francia), Sevilla y de nuevo Barcelona; generó polémica su pase en 2007 al
Real Madrid, el acérrimo rival de la entidad catalana. Después fichó con el
Benfica de Portugal hasta incorporarse al mencionado Málaga. También integró el
plantel de la Selección
argentina en el Mundial de Alemania, en 2006. Pero a pesar de haber jugado en
equipos de tanta envergadura, los hechos más que las palabras demuestran que su
gran amor sigue siendo la
Asociación de Fomento Parque Chas.
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